
A finales de la década de los años 90, en el siglo pasado, Luis Gabelo Gabelo Jiménez llegó como el tercer portero a la Selección Nacional de Costa Rica, en el comienzo del periplo costarricense hacia el Campeonato Mundial de Fútbol en Italia ’90. Alejandro González y Marco Antonio Rojas, arqueros estelares e históricos de la Liga Deportiva Alajuelense y del Deportivo Saprissa, respectivamente, eran las dos leyendas vivientes contra las que el arquero de un modesto cuadro, la Asociación Deportiva Ramonense, tendría que lidiar a finales de 1987, en procura de pararse debajo de los tres palos, en defensa del arco costarricense.
Vistió por primera vez la camiseta tricolor en 1983, cuando el entonces manejador del equipo nacional, el español Antonio Moyano Reina, lo convocó al grupo tricolor, apenas dos años después del debut de Conejo en la Primera División.
Oriundo de Barranca de Piedades Sur, en San Ramón de Alajuela, Luis Gabelo ha vivido momentos muy intensos del balompié organizado, al que arribó en 1977, en las divisiones menores del cuadro ramonense. Alegrías, lesiones y sinsabores le han acompañado en el proceso.
Recuerda como uno de los momentos más duros cuando tuvo que soportar ocho goles que le propinó el Saprissa en un partido del torneo de 1982. En esa y en otras oportunidades acarició la idea del retiro, incluso estuvo alejado de la actividad desde el año 1985 hasta el 87, cuando el entrenador poeta de entonces, el español Juan Luis Hernández Fuertes, logró convencerlo de que volviera al equipo.
Con el paso del tiempo, Conejo se consolidó en el puesto en la Tricolor y llegó a registrar un total de 29 partidos internacionales de clase A. Al principio del proceso, Luis Gabelo se mantuvo como titular indiscutible a partir de 1987, cuando el estratega uruguayo, Gustavo de Simone, asumió las riendas del seleccionado mayor.
Cuando De Simone fue cesado de su posición en abril de 1989, el dúo integrado por Antonio Moyano Reina y Marvin Rodríguez le reiteró la confianza al ramonense. Meses después, cuando Marvin quedó solo al frente de la escuadra ante la renuncia de Moyano, Luis Gabelo continuó firme en su puesto.

Finalmente, con la llegada del seleccionador de origen serbio, Velibor Bora Milutinovic, Luis Gabelo Conejo no sólo conservó su jerarquía, sino que mejoró sustancialmente en su posición de guardameta.
Hace 35 años, el yugoslavo, de origen serbio, corrigió muchas de sus debilidades, le enseñó nuevas técnicas a través del preparador de porteros del A. S. Roma, el italiano Roberto Negrisolo, que gestionó el propio Bora. Y lo mismo hizo el técnico europeo con el resto de sus compañeros, al imprimirles la confianza necesaria para enfrentar con éxito un compromiso de la envergadura de la Copa del Mundo.
En esa notable superación del guardameta costarricense tiene que ver también la participación de otra persona: el argentino Armando Mareque, entonces director técnico del Club Sport Cartaginés -fallecido en setiembre de 1990-, un equipo al que Luis Gabelo prestó sus servicios durante los últimos meses antes del Campeonato Mundial.
Con don Armando trabajó muchas horas extra en la gramilla del estadio José Rafael Fello Meza, de la Vieja Metrópoli. Trabajó duro en las salidas, en la captura de balones aéreos, en los tiros de penal… en todo.
Lo demás es historia conocida. Luis Gabelo Conejo disipó cualquier duda que sobre su actuación podría persistir no más al atenazar el primer disparo que enviaron los escoceses, en el primer compromiso de Costa Rica en Italia 1990, el 11 de junio de ese año en Génova, Italia.
Lo que siguió después fue una cadena de aciertos y de intervenciones de gran mérito en los siguientes dos encuentros contra Brasil -revés mínimo de 0-1- y Suecia -victoria por 2-1-, que lo catapultaron muy pronto al estrellato mundial. Por esa inolvidable actuación la prestigiosa revista deportiva France Football, de París, Francia, lo escogió el mejor guardameta de la Copa del Mundo de Italia ’90 y, posteriormente, lo puso en 1994 en la casilla 96 entre los 100 mejores futbolistas de todos los tiempos en los Mundiales mayores de la FIFA.

¿Por qué Luis Gabelo Conejo fue el mejor portero del mundo en 1990?
Varias semanas después del cierre del Mundial de Fútbol, en Italia ’90, resultó interesante volver, con la cabeza fría, sobre algunos de sus aspectos más destacados. Así lo dispusieron un cuerpo de redactores de France Football, para brindar a sus lectores un balance de lo sucedido en el verano italiano y elegir a los principales candidatos a ser considerados como los mejores de la copa por posición, entre quienes figuraba el portero costarricense Luis Gabelo Conejo. A la luz de las estadísticas y de la experiencia personal fríamente calibrada, era posible para ellos establecer algunos indicadores que iban a quedar en la historia, junto con los resultados.
Según evaluaron en esos días en el semanario parisiense, el Mundial italiano que les tocó vivir hace 35 años fue decepcionante, un hecho que nadie discutía por ese tiempo. En Roma, Italia; París, Francia; o en Buenos Aires, Argentina, todos los involucrados en el planeta-fútbol -periodistas, futbolistas, aficionados o simples telespectadores- estuvieron de acuerdo con la anterior afirmación: el Mundial ’90 fue malo.
Quizás la explicación de este sentimiento residía en el mediocre desempeño de las estrellas tan esperadas y que, sin embargo, muy poco brillaron en el firmamento italiano. ¿Dónde estaban el neerlandés Ruud Gullit, el uruguayo Enzo Francescoli, el español Emilio Butragueño, el también neerlandés Marco Van Basten, su compatriota Ronald Koeman; el italiano Gianluca Vialli, el brasileño Careca y el astro argentino Diego Armando Maradona?
Este bajo rendimiento de los grandes futbolistas de aquella época permitió a otros ocupar, aunque sólo fuera de manera efímera, el cuadro de honor del Campeonato del Mundo de la FIFA, de hace 35 años. Y si toda la respectiva elección resultaba subjetiva, lo fue también la realizada por los enviados especiales de la afamada revista France Football, de París, lo es. Resulta, no obstante, de manera indiscutible que jugadores como el veterano artillero camerunés Roger Millá o su compatriota Francois Oman-Biyik merecen figurar en él.
Del mismo modo, frente a los arcos de los 12 estadios italianos, se esperaba admirar una vez más a aquellos magníficos porteros que el fútbol europeo siempre produce sin cesar. Michel Preud’homme, el brillante sucesor del belga Jean-Marie Pfaff, que tanto había brillado en la Copa de México ’86; el español Andoni Zubizarreta, el arquero vasco; y Walter Zenga, el portero italiano, entre tantos otros iban.
“¿Quién podía dudar del monopolio que estos grandes de Europa ejercerían en su puesto en un Mundial que se anunció, precisamente, muy calculador?”, se preguntó la redacción de France Football pocos días después del Mundial italiano.
Nadie, sin duda. Y sin embargo, a la hora de establecer el cuadro de honor de los arqueros, los periodistas de France Football se encontraron con sólo dos candidatos capaces de merecer el primer escalón en el podio: el costarricense Luis Gabelo Conejo y el argentino Sergio Goycochea.
“Los otros no habían desmerecido. Pero héroes, hubo sólo esos dos”, explicó entonces uno de sus redactores, el argentino Alexandre Valente, radicado en París, en un artículo exclusivo que divulgó entonces la revista deportiva Triunfo, de Costa Rica.
Cada uno tenía sus partidarios. Sergio Goycochea, quien tuvo la difícil tarea de reemplazar al titular argentino Nery Pumpido en uno de los momentos más difíciles para los campeones del mundo de México ’86, “supo sobreponerse a la presión y a la dificultad de volver al campo tras más de seis meses de inactividad forzada. Una consecuencia de la interrupción del fútbol profesional en el país que había adoptado: Colombia”, razonó Valente.

Más aún, subrayó el redactor de France Football, el elegante arquero argentino tuvo el mérito de clasificar por sí solo a su país para la cuarta final mundialista de su historia.
“Tras haber sido fundamental contra la Unión Soviética y Rumania, en la primera vuelta, Goycochea lo fue también en el difícil choque con Brasil, en octavos de final, donde Argentina tan cerca estuvo del naufragio. Pero fue sobre todo contra Yugoslavia y contra Italia donde Goycochea adquirió una dimensión casi sobrehumana, al contener los cuatro penales que hicieron la diferencia”, explicó el reportero de origen sudamericano.
“Para desplazar a Sergio Goycochea de un primer puesto que merecía muy ampliamente, hacía falta un ser excepcional, casi un extraterrestre. Ese ser existió en Italia ’90. Su nombre: Luis Gabelo Conejo, un hombre que muchos miraban con compasión en la tarde del 11 de junio de 1990, cuando ingresó en la caldera escocesa del estadio Luigi Ferraris, de la ciudad de Génova”, razonó Alexandre Valente hace 35 años.
“Los más optimistas periodistas europeos se preguntaban cuánto tiempo ese fornido bigotudo, llegado de un país que pocos lograron situar en un mapa, sería capaz de resistir a la potencia goleadora de un Maurice Mo Johnston o un Alan Mclnally, ambos de Escocia. Aquellos prestigiosos atacantes de un país que vio nacer al fútbol, y que poco tiempo atrás se habían dado el lujo de eliminar sin atenuantes a Francia, semifinalista de las dos precedentes ediciones del Campeonato del Mundo”, escribió para France Football.
“Recuerdo haber visto a muchos de mis vecinos franceses, en la tribuna de prensa del estadio genovés, celebrar con sonoras carcajadas cada intervención mágica de Luis Gabelo Conejo. Como si de una broma se tratara. Como si ese increíble desempeño del ignoto portero costarricense sólo sirviera para dar un poco de sabor a un partido jugado de antemano y para complicar los planes de Johnston en su caza por el botín de oro mundialista”, resaltó en el ’90 a los lectores de la revista Triunfo.

“Pero no había broma. Y nueve días más tarde, el pintoresco equipo centroamericano signaba, tras una nueva hazaña de su número uno, una de las grandes páginas del Mundial de Fútbol al eliminar a Escocia y Suecia, dos equipos fuertes del torneo y clasificarse para los octavos de final. Luis Gabelo Conejo ya no hacía reír a nadie y menos aún a los atacantes adversos”, recalcó.
“Lamentablemente, el mágico guardián de las redes costarricenses nos abandonó en el momento en que más deseábamos verlo en acción. Su duelo con el checoslovaco Tomas Skuhravy habría sido quizás una nueva cumbre del fútbol. La lesión que privó a Costa Rica -y a todos los amantes del fútbol- de su presencia en los octavos de final no nos permite saber hasta dónde hubiera podido llegar ese equipo en condiciones normales. Quizás no más lejos. Pero no es eso lo importante. Lo que sí sabemos con certeza es que nadie hablaría de Costa Rica con el respeto que hoy inspira en el mundo del deporte, si Luis Gabelo Conejo no hubiera estado entre sus tres palos bajo el sol italiano”, acotó Alexandre Valente en el escrito del ’90.
“Y si Luis Gabelo Conejo termina ocupando el primer puesto en el cuadro de honor de ‘France Football’ es, sin duda, por eso. Goycochea tuvo la suerte de contar con el oficio de una férrea defensa experimentada y con el respeto que todo campeón del mundo inspira. El costarricense, en cambio, sabía que sus defensores no tenía el mismo oficio y que los atacantes adversos se lanzarían sobre él como un invitado a un festín”, comentó con conocimiento de lo que rodeó aquella histórica escogencia del tico como el mejor arquero del Mundial ’90.
“Por eso, la reconocida publicación parisiense dio el primer puesto a Luis Gabelo Conejo. Aunque a la hora de los pases, Goycochea valga diez veces más. Aunque en las próximas Copas Europeas de fútbol, las estrellas vuelvan a llamarse Zenga, Zubizarreta, Preud’homme, mientras nuestro héroe se abre paso en la dura Segunda División española con el club Albacete Balompié. Y aunque seguramente nunca juegue una final de Campeonato del Mundo”, puntualizó France Football en 1990.
Sin duda alguna, hace 35 años en el Mundial Italia ’90, Luis Gabelo Conejo cambió el rumbo de la historia para el mundo del balón y, propiamente, el balompié Costa Rica, junto a sus compañeros y el técnico serbio Velibor Bora Milutinovic. Una historia que nunca lo olvidará.
Luis Gabelo Conejo impresionó a todos en el Mundial Italia ’90






































FUENTES CONSULTADAS: Revistas deportivas “Triunfo” (Costa Rica) y “France Football” (Francia); diarios “La Nación” y “La República (Costa Rica); colección “Los Mundiales de Fútbol”, tomo 7, de los libros coleccionables del diario “La Nación” (Costa Rica). Videos: Diario “La Nación” (Costa Rica) y Federación Costarricense de Fútbol. Fotografías: Revistas deportivas “Triunfo” (Costa Rica) y “Kicker” (Alemania); FIFA, los diarios “La Nación” (Costa Rica) y “ABC” (España); fotógrafos Luis Castillo Sagot y Juan Carlos Ulate, así como el archivo de Rodrigo Calvo.