Por: Carlos Muñoz Hernández (*).
¡Campeones! Todo se resume en esa palabra. Es la cima del éxito, sea cual sea la ruta por la que se llegó a él. Deja una sensación apacible –fue sin sufrir tanto– que nos devuelve a los tiempos de gloria herediana: somos los mejores con contundencia y sin objeciones. Sumamos 25 campeonatos, y cuatro acumulados desde el 2012, después de 19 años de sequía.
La ida de Odir Jacques y la venida de Hernán Medford son para otro análisis, no para el de un aficionado. ¿Dio resultado? Sí.
Hernán hizo al Herediano campeón y lo subió a aspirante del cetro de la Concacaf, en la temporada 2016-2017. Que los meses venideros terminen de justificarlo. En la libreta de campo quedan apuntadas muchas fortalezas. Veamos.
Leonel Moreira es hoy un portero impasable que se forjó a fuego y errores, pero sobre todo con resiliencia, esa capacidad suya para sobreponerse a períodos de dolor emocional y situaciones adversas, tras la operación que tuvo en España su hijo Santiago, de cinco años, para corregirle una diplejia espática, afección que le impide caminar con normalidad y que padece desde que nació.
Moreira suma más de 50 partidos consecutivos en el arco y fue el único integrante del Herediano que jugó los 26 partidos del Verano 2016. En esta zona, estamos más que seguros con un portero de nivel internacional y dos suplentes (Daniel Cambronero y Adrián de Lemos) que resguardan la competitividad.
La defensa lució férrea e imponente por lo alto, sobre todo en los encuentros de cierre. Pablo Salazar, el mexicano Luis Omar Hernández y Keyner Brown son torres para defender y atacar, y mejoraron sustancialmente la salida del juego por “abajo” durante la segunda vuelta del campeonato. Era necesario para un equipo que no necesita ni merece pelotazos. Allan Miranda y Dave Myrie progresaron; al primero le falta afinar la precisión y las decisiones, al segundo, se le agradece (no seguirá en el club, al no renovársele el contrato).
En las alas fue donde experimentamos más variables. Lemark Hernández y Leonardo González, zurdos absolutos, no pudieron apropiarse del corredor izquierdo, salvo cuando Leo apareció en la final (Lemark fue cedido a préstamo a Belén FC). Antes de eso, fue necesario probar, reprobar y aprobar varios nombres. La ida y la compensación de Waylon Francis a Estados Unidos son aún tareas pendientes.
Por la derecha, José Sánchez es un soporte en el que se puede confiar cuando falta velocidad. Esteban Ramírez ganó picardía, es pura entrega y, sin duda, no teme ser un “comodín” en la ofensiva. Ese espíritu combativo lo retrata en el rectángulo y la grada lo reconoce. Con Verny Scott hubo bríos, aunque la inconstancia le pasa factura (también irá a préstamo a Belén FC, junto a Lemark y Bryan Vega).
En la contención, el tándem de Óscar Esteban Granados y Randall Azofeifa cimentó muchos de los triunfos que le dieron al Herediano ese primer lugar de la fase regular. Esteban es una bujía para arrancar el medio campo, mientras que Randall es un telescopio para fijar pases, sea a los delanteros o a los volantes, y un cañón cerca del área. Por eso tienen cupo seguro en la Selección de Costa Rica. Y José Miguel Cubero quiere ser José Miguel Cubero a puro corazón, pero aún falta camino para verlo con el ritmo con que se fue a Inglaterra.
La creación no debe descuidarse. Elías Aguilar tiene ascensos sorprendentes y momentos brillantes. Si no llega en su día, el equipo sufre de más, por mucho. Los tres partidos seguidos contra Belén evidenciaron que saltarse la media cancha no es el juego del Team. Yosimar Arias es capaz de manejar la nave; sin embargo, no pudo salirse del papel de emergente. Las sociedades con Johan Condega afinaron los dos últimos cuartos de terreno. Es un tridente mixto y poderoso, que con disciplina subirá el conteo de goles.
Y vamos a nuestra zona de holgura. Yendrick Ruiz y Víctor el Mambo Núñez son figuras tan diferentes como vitales en este engranaje. Yendrick trae al suelo infinidad de centros y pases, tiene definición, ubicación y agilidad (¿Qué pasó Machillo Ramírez? ¿Por qué no lo convocó para la Copa América Centenaria? Decídase a darle ese puesto de una vez en el seleccionado). Con Mambo, las palabras y los agradecimientos sobran: solamente queremos que sobrepase los 99 goles de Claudio Miguel Jara. Que siga hostigando y desesperando a todos los defensas del país. Lesionado, cansado o veterano, es un foco de atención y peligro para los rivales.
El argentino Jonathan Hansen fue el sacrificado en estos meses; se aplaude su aporte sereno. Esperábamos (esperamos) más del mexicano Antonio Pedroza. No se desmerita su paso, pero si se queda, que sea una opción más eficaz hacia el marco. Lo mismo el argentino Walter Silva –apenas jugó– y los demás nombres que se diluyeron con las jornadas y la competencia.
¿Qué queremos para el próximo Torneo de Invierno 2016? Lo mismo: ganar el campeonato, y esta vez en diciembre –estos cuatro títulos refrescantes han sido todos en versión de verano, en el 2012, 2013, 2015 y 2016–. Si es cuestión de cerrar brechas, queremos Navidad en rojo y amarillo. Y sí: soñamos con ser reyes del área. Sigue siendo nuestro pendiente histórico.
¡Arriba campeones!
(*) El periodista Carlos Muñoz Hernández es seguidor del Club Sport Herediano y autor de la columna “En Rojo y Amarillo” en el sitio Cronica.cr.