Cuando Sylvia Úrsula Poll Ahrens arrasó en los Juegos Deportivos Panamericanos de Indianápolis, Estados Unidos, en 1987, apoderándose de ocho medallas, todos en Costa Rica vaticinaron que a la campeona de la piscina en los años 80 le llegaría su ansiada gloria olímpica. Y el pronóstico se cumplió.
Al mediodía del 21 de setiembre de 1988, hace 35 años en la piscina olímpica del Indoor Swimming Pool, de Seúl, Corea del Sur, los Juegos Olímpicos vieron por primera vez la entrada de Costa Rica en su vasto libro de ganadores de medallas. Era el comienzo de una nueva era, en la que ya se formaba parte del concierto mundial del deporte.
“Ganar la primera medalla olímpica en la historia de Costa Rica fue un logro de muchísimo orgullo para mí . El poder participar en mis primeros Juegos Olímpicos, obtener los resultados que conseguí y, además de eso, poder ganar la medalla de plata en Seúl ’88 no solo me llenó de muchísimo orgullo, sino que me permitió representar a Costa Rica y ponerlo en el mapa deportivo del mundo”, declaró para este sitio Sylvia con felicidad desde Ginebra, Suiza, donde radica y es funcionaria de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, organismo especializado del Sistema de las Naciones Unidas.
Su mentor y estratega, Francisco Rivas, siempre la apoyó y aquella vez lo hizo cerca de la piscina con un letrero voluminoso que la sorprendió: “¡Vuelva, Sylvia, vuela!”. Y ella, literalmente, voló. Eran las 12:30 p. m. en Corea del Sur, del 21 de setiembre, y a las 9:30 p. m. en Costa Rica, del día 20 (hay 15 horas de diferencia entre un país y otro), dentro de un horario especial que entonces había pedido expresamente la cadena estadounidense NBC (National Broadcasting Company, Incorporated) para emitir en directo las finales de la natación olímpica de Seúl.
Con ritmo franco en los 200 metros libres, Sylvia no lo defraudó y logró convertirse en la primera deportista costarricense que subió al podio olímpico y provocó que el pabellón nacional ascendiera, un honor que la bañó en plata.
”Sigue siendo impresionante tener ese enorme honor y la bendición de ser la primera medallista de la historia de Costa Rica”, expresó ella desde Suiza, en un comunicado de prensa que divulgó hace cuatro años el Comité Olímpico Nacional (CON), en el 30 aniversario de su proeza olímpica. “Después de 30 años, tengo solo agradecimientos por la enorme bendición de haber representado a Costa Rica y ganar esa primera medalla en unos Juegos Olímpicos. Agradezco al equipo de trabajo, a la familia y a las compañeras de trabajo que ayudaron en este largo proceso de mucho esfuerzo y sacrificio”, añadió en un video que envió el mismo organismo en el 2018.
Entonces, la esbelta rubia –de 1,96 metros– estaba a tres días de cumplir los 18 años. Cuando ella los cumplió aún estaba en Seúl y la Embajada de Costa Rica le preparó un queque y su entrenador Frank Rivas le entregó bolsas con mensajes que los ticos le enviaron por el antiguo telefax, que todavía conserva amarillentos en el país.
La medalla de plata y la gloria fueron suyas, al superar en la final a competidoras de Alemania Oriental (tercer lugar), Estados Unidos (cuarto y sexto puestos), Unión Soviética (quinta casilla), Alemania Occidental (sétima posición) y Francia (octavo lugar).
Poll se comportó en forma maravillosa aquella tarde inolvidable y entró segunda, con tiempo de un minuto, 58 segundos y 67 centésimas, ubicándose entre dos alemanas orientales, Heike Friedrich (ganadora del oro) y Manuella Stellmach (bronce). Sylvia lo consiguió 52 años después de que Costa Rica interviniera por primera vez en las Olimpiadas de Berlín, Alemania, en 1936, con Bernardo de la Guardia en esgrima.
“Todo lo veo desde dos perspectivas. Era una niña de 17 años, en mis primeras Olimpiadas. Me había preparado muy bien. Era impresionante tener ese enorme honor y la bendición de ser la primera medallista de la historia deportiva de Costa Rica. Ahora soy una persona madura que acumula experiencias diversas de tipo laboral y personal“, revivió la mayor de la familia Poll Ahrens, en un reportaje publicado en la Revista Dominical, del diario La Nación, el 29 de julio del 2012.
En otra charla periodística para la misma publicación, que concedió un año después de Seúl 1988, Sylvia rememoró las sensaciones de su gesta inolvidable:
“Lo recuerdo casi todo. Vivo cada brazada de la misma competencia; el toque, el acto de entrega de las medallas. Después del final miré tres, cuatro y hasta cinco veces la pizarra electrónica. La medalla es la representación material de lo que hice: fui segunda del mundo y mejoré mis tiempos”.
En la competencia anterior de 1988, los 100 metros libre, la actuación de Poll llenó las expectativas. Se clasificó en la sexta casilla en el heat eliminatorio y comenzó a cumplir con su promesa previa: llegar a una final olímpica y mejorar el sétimo lugar de su antecesora, María del Milagro París, en Moscú 1980.
La prueba, sin embargo, fue una desilusión para ella. Nadó llena de esperanzas, pero la fortuna se interpuso en su desempeño pues sus anteojos se llenaron de agua, por lo que ocupó el quinto puesto. Para los 100 dorso, se ubicó en el sexto lugar, mientras que no le fue bien ni se clasificó a las finales con sus compañeras en los relevos 4×100 libre y 4×100 combinado individual.
SUS COMIENZOS EN LA NATACIÓN
Los buenos antecedentes no siempre la acompañaron. En sus comienzos en el Club Cariari, a la edad de nueve años en 1979, Sylvia Poll tomó esta disciplina como un pasatiempo, con “una actitud poco profesional, irresponsable e indiferente”, de acuerdo a sus propias palabras.
Sin embargo, tres años después, el panorama cambió para ella. Terminó el escaso interés deportivo e inició una transformación personal, sobre todo en cuanto a disciplina y planificación del entrenamiento. Junto a su exigente y metódico entrenador, Francisco Rivas, se fijó objetivos y los cumplió al pie de la letra.a
Antes de su primera incursión olímpica, los galardones abundaron. El arranque se ofreció en el Mundial de 1986 en Madrid, España, donde terminó sexta y obtuvo tres décimos lugares.
Un año antes, en 1985, sufrió por un enorme error administrativo cometido por un federativo de la natación tica, que casi la impulsa al retiro prematuro del deporte ya que, esa vez, le impidió nadar en cuatro pruebas del XIV Campeonato Centroamericano y del Caribe de Natación (CCCAN), disputado en Oaxtepec, México.
Sylvia tuvo su gran revancha cuando ganó diez preseas en los Juegos Centroamericanos y del Caribe 1986, en Santiago de los Caballeros, República Dominicana. Después la declararon la mejor atleta panamericana en la edición de Indianápolis 1987, unas justas que, con ella a la cabeza, obtuvo ocho preseas y tuvo un momento épico cuando Costa Rica ganó plata sobre Canadá, en el emocionante relevo libre de 4×200, con el esfuerzo añadido de Natasha Aguilar, Marcela Cuesta y Carolina Mauri.
En ruta a la histórica medalla de plata en la Olimpiada de Seúl, Poll cumplió cuatro fogueos previos de altísimo nivela, en tres ciudades estadounidenses (Cincinnati, Miami y Los Ángeles) y en Edmonton, Canadá. Siempre lo hizo junto a sus compañeras del Club Cariari: su hermana Claudia, Montserrat Hidalgo y las citadas Marcela Cuesta, Natasha Aguilar y Carolina Mauri, entre otras.
La capital cubana la vitoreó cuatro años después, en la justa panamericana de 1991 en La Habana. En esa ocasión, se hizo dueña del oro en los 100 metros dorso. Lo mismo sucedió en el Mundial de Australia 1991, cuando consiguió –en una prueba de introducción– el segundo lugar universal en 50 metros dorso y el sexto en los 100 dorso.
El camino del adiós definitivo de la natación estuvo bien para Sylvia Poll Ahrens. Las Olimpiadas de firmaron la recta final de su brillante carrera en la piscina. Las citas de 1988 en Seúl, Corea del Sur, y de 1992 en Barcelona, España, enmarcaron grandes diferencias. No hubo medallas esta vez en las justas ibéricas, pero sí se logró el quinto lugar en los 200 metros dorso.
No hubo más; el retiro definitivo de la natación se produjo en febrero de 1994, aunque su historia, leyenda y ejemplo seguirán vivos en los corazones de los costarricenses.
La estirpe familiar como leyenda tica en las Olimpiadas la continuó luego su hermana, Claudia Poll, quien se consagró en la misma prueba (200 m libre) al ganar la medalla de oro en las justas de Atlanta 1996 y dos de bronce en los 200 y 400 libres. Hasta ahora, solo las hazañas de las Poll pusieron al país en lo más alto del podio olímpico; sin embargo, no hay como ser la primera y Sylvia quedó grabada en la historia hace 35 años como la primera medallista olimpica de Costa Rica con una de plata que vale oro.
GALERÍA DE FOTOS: LA HISTÓRICA GESTA DE SYLVIA POLL EN SEÚL 1988
ASÍ QUEDÓ LA HISTÓRICA PRUEBA DE SYLVIA POLL
Posiciones finales hace 35 años en la prueba final de los 200 metros libres, durante los Juegos Olímpicos de Seúl, Corea del Sur, el 21 de setiembre de 1988.
- 1) Heike Friedrich (Alemania Oriental), ganadora de la medalla de oro, con tiempo de 1:57:65.
- 2) Sylvia Poll (Costa Rica), vencedora de la presea de plata, con registro de 1:58:67.
- 3) Manuella Stellmach (Alemania Oriental), ganadora de la medalla de bronce, con tiempo de 1:59:01.
- 4) Mary Wayte (Estados Unidos), con registro de 1:59:04.
- 5) Natalya Trefilova (Unión Soviética), con tiempo de 1:59.24.
- 6) Mitzi Kremer (Estados Unidos), con tiempo de 2:00:23.
- 7) Stephanie Ortwig (Alemania Occidental), con tiempo de 2:00:73.
- 8) Cécile Prunier (Francia), con tiempo de 2:02:88.
FUENTES CONSULTADAS: Archivos de los sitios “Buzón de Rodrigo”, “La Nación”, el Comité Olímpico Nacional (CON) y la “Galería Costarricense del Deporte”, así como el twitter de “Los Juegos Olímpicos”, una colección privada de la ya desaparecida revista deportiva “Triunfo”, Teletica Canal 7, la sección ‘Héroes del Deporte’, de ‘Deportivas del 13’ (Canal 13). YouTube: Teletica Canal 7, la sección ‘Héroes del Deporte’, de ‘Deportivas del 13’ (Canal 13), Glenda Umaña en Ahora “Las Cosas Como Son” (2018), CON (2018).