Estoy muy triste al ver cómo muchas personas y medios de comunicación intentan hacer polémica sobre quién llegó primero a la final de la Champions League. Yo fui la primera en alegrarme cuando Keylor Navas logró la clasificación, vi todos los partidos del torneo y lo apoyé sufriendo como una aficionada más.
Soy una enamorada del fútbol y por eso siempre que puedo veo los partidos de Óscar Duarte, Bryan Ruíz González, Giancarlo Pipo González, Joel Campbell y demás… Me encanta ver a costarricenses triunfando.
Durante muchos años, he luchado por romper estereotipos y acabar con la idea de que las mujeres no podemos jugar fútbol. A mi lo que me importa es más mujeres puedan salir a luchar por sus sueños y tengan el apoyo y la cobertura necesaria.
Noelia Bermúdez Valverde, Raquel Rodríguez Cedeño, Melissa Herrera, Wendy Acosta Salas, Carolina Venegas y muchas más están dejando en alto el nombre del país y, como yo, han tenido que luchar contra una sociedad machista y llena de estereotipos.
La gente sabe que yo tengo nueve años de estar en Francia y, gracias a que siempre me he esforzado, he sido titular todos esos años. He tenido la dicha de jugar cuatro finales de la Champions League (tres con el Olympique de Lyon, en el 2010, 2011 y 2012; y uno en el Paris Saint-Germain, en el 2015) y he ganado dos (en el 2011 y 2012), debido a las compañeras que me han rodeado, al cuerpo técnico y al trabajo profesional.
Esos títulos que tratan de ser inclusivos y no discriminatorios nos hacen más daño. Ese tipo de cosas son las que hacen que las madres tengan miedo de enviar a sus hijas a escuelas de fútbol.
Lo de Keylor Navs es grandioso e histórico; llegó a una final de la Champions League y lo hizo siendo la figura de un equipo plagado de estrellas, pero no podemos disfrutarlo por estar comparando a hombres con mujeres.
Eso nos abre más puertas y nos invita a soñar. Es una muestra más de que nada es imposible. Disfrutemos de este momento y dejemos de comparar si yo soy manuda o él morado, que si yo llegué primero o él después ¡Como costarricense me alegro inmensamente y créanme que en la final de Milán, Italia (el próximo 28 de mayo), estaré pegada al televisor como una fanática más!
Una vez le leí a Zinedine Zidane que él “no quería ser una estrella sino un buen ejemplo para los niños”, y eso es precisamente lo que yo deseo ser: un ejemplo para todos aquellos que están sufriendo en barrios con problemas de pobreza y drogas.
He visto caer a muchos amigos de infancia y hasta de mi misma familia por esos temas. El fútbol fue mi válvula de escape y espero que sea la de muchos más. Salgan y alcancen sus sueños como lo hizo Keylor cuando dejó Peréz Zeledón para jugar en el Saprissa o cuando se fue a un equipo de la Segunda División en España, con la convicción de mostrarse y dar el salto.
Te aplaudo, Keylor, y me siento muy orgullosa de este logro.