Buzón de Rodrigo

Pasión de fútbol en el viejo Wembley

Rodrigo Calvo Castro, director del sitio "Buzón de Rodrigo", hace casi 23 años, el 20 de mayo del 2000, al ingresar como periodista deportivo acreditado al viejo estadio de Wembley en Londres, Inglaterra. La sede de Mundiales de Fútbol y Olimpiadas recibía ese día su última final de la Copa F. A. inglesa antes de ser ejecutada su demolición en el 2002 y que fuera reabierto en el 2007. Esta semana cumplió su aniversario 100 de existencia (foto archivo de Rodrigo Calvo).

Parece que fue ayer cuando estuve en una agradable misión periodística en Londres, Inglaterra, pero la verdad es que ya pasaron hace más de dos décadas, el sábado 20 de mayo del 2000. ¡Cómo pasa de rápido el tiempo, en forma inexorable! Aquello no fue un partido cualquiera. Más claramente fue una fiesta esplendorosa y tradicional en el viejo y legendario estadio londinense de Wembley, durante la última final de la Copa inglesa F. A. en dicha sede –antes de ser demolida en el 2002 y abierto de nuevo al público en el 2007– y dentro del torneo más emblemático del planeta-fútbol. Todo a propósito de que esta semana, el 28 de abril del 2023, Wembley cumplió 100 años, luego de que fuera apodado como “la Catedral del Fútbol” y que estuvo presente también en los Juegos Olímpicos de 1948 y los de 2012.

Percibía los entretelones de un espectáculo deportivo único y especial, que se sale de todo molde en la tierra donde nació el balompié moderno. Había nerviosismo, tensión e incluso hasta momentos de temor entre los fervientes aficionados, dentro de una jornada futbolera típicamente inglesa… Un ambiente magnífico, acogedor y apasionado, aquella tarde en el mítico y legendario estadio londinense. Es de las experiencias, como periodista deportivo, más agradables e inolvidables que me ha tocado vivir en todo mi carrera profesional, que ronda los 43 años.

Horas antes del esperado encuentro final de la Copa F. A., nos recibieron con amabilidad y puntualidad británica los miembros de la Asociación de Fútbol de Inglaterra y del entonces Comité de Campaña de la candidatura británica a organizar al Mundial del 2006, que ese momento se lo peleaban a la delegación de Alemania, junto a las aspiraciones de Brasil, Marruecos y Sudáfrica; y que luego perdieron en una cerrada votación ante los delegados presentes en el polémico Congreso de la FIFA, realizado el 7 de julio del 2000 en Zúrich, Suiza.

De entrada, los organizadores ingleses nos llevaron a un corto tour por los interiores de la mítica y añeja edificación, situado en un suburbio al noroeste de Londres y que recién había cumplido 77 años de haber sido abierto al público, el 28 de abril de 1923. Nos impresionó muchísimo sus deslumbrantes torres gemelas blancas, las salas de trofeos y recuerdos, sus tiendas de souvenirs con precios incomprables y su sagrado césped –el más famoso campo de los ingleses–, entre otras atracciones más.

Al estar de cerca en el “estadio del imperio, la catedral del fútbol –así la llamó Pelé, el campo de los dioses y el escenario de leyendas”, como ha sido nominado Wembley, me emocionó muchísimo conocer de cerca la portería donde se anotó el tercer tanto de Inglaterra en la final del Mundial de 1966 contra Alemania Occidental, aquel famoso “gol fantasma” de Geoff Hurst al recién fallecido arquero germano Hans Tilkowski, que la tecnología de la televisión años después demostró que nunca debió ser concedido por el árbitro.

De igual manera me impactó sobremanera llegar hasta el podio donde grandes capitanes de este deporte se pararon ahí a alzar la copa que los consagró campeones mundiales, como lo hizo el de Inglaterra, Robert Bobby Moore, en la cita de 1966; o el mismísimo exgoleador Jürgen Klinsmann, que 30 años más tarde lució orgulloso el brazalete de capitán de Alemania al recibir el trofeo de monarca de la Eurocopa de Naciones de 1996. Muchos capitanes de clubes ingleses lo hicieron ahí tras la final de la Copa F. A., el torneo de fútbol más antiguo del mundo, que data de hace 151 años, desde el 11 de noviembre de 1871, cuando el Wanderers, un equipo formado por exestudiantes de escuelas privadas de Londres, se adjudicó la competición cinco veces en sus primeras siete temporadas.

Los dirigentes británicos fueron más allá en el 2000 y recalcaron que el añejo Wembley requería una renovación radical, porque ya había cumplido su ciclo de vida, no era rentable y estaba en las horas extras. Por ello, ante 20 periodistas de Europa, Asia, África, Centroamérica (en el que estaba este servidor por Costa Rica) y el Caribe, detallaron las bondades del futuro recinto de Wembley, que actualmente dispone de la mejor y más moderna tecnología, aunque mantiene su estilo original para aprovechar mejor su tradicional acústica, que es célebre en el mundo por el ambiente desafiante y pintoresco que proporciona al espectador. Así fue el viejo Wembley y así es hoy el nuevo Wembley. Revivo un poco más lo vivido hace casi 23 años…

“The Essenctial F. A. Cup 2000” fue la revista conmemorativa a la última final organizada en la vieja estructura del mítico estadio de Wembley, en Londres, Inglaterra, entre el Chelsea FC y el Aston Villa, el 20 de mayo del 2000 (archivo de Rodrigo Calvo).

AMBIENTE DE FINAL TÍPICAMENTE A LA INGLESA

El 20 de mayo del 2000, hace más de dos décadas, los finalistas invitados a esa gran fiesta, el Chelsea FC y el Aston Villa FC, cumplieron el ritual de jugar con devoción un acontecimiento histórico, de gran impacto en Europa y en los amantes del fútbol: la última final de la Copa inglesa en el majestuoso coliseo, antes de que fuera derrumbado tiempo después, en el 2002, para dar paso a una moderna edificación inaugurada hace 16 años, el 24 de marzo del 2007, en el mismo lugar donde se erigió el antiguo estadio de 1923, cuando se realizó la primera final de la Copa F. A. inglesa. Los Azules con su técnico italiano, el exinternacional Gianluca Vialli, y Los Villanos dirigidos por el estratega inglés John Gregory.

Hubo mucho público desde temprano, en los alredores de Wembley. La razón era que es bien sabido que los ingleses vibran por el fútbol hasta la locura, expresándolo a todas horas y en todo sitio. Ese día llegaron con una pasión desbordante a las estaciones de tren y luego las tribunas crujieron con su fervor. Y en sus camisetas llevaban, en aquella oportunidad histórica, los apellidos de Gianfranco Zola, el astro italiano que era muy idolatrado por la afición a los Azules del Chelsea FC, y de Benito Carbone, alero izquierdo de Los Villanos del Aston Villa, que es compatriota de Zola.

En las calles, la gente pereguinaba para calentar la batalla, con varias cervezas ingeridas y el vaso en mano. Pero la experiencia era única en el interior de Wembley, con cánticos que no dejaban de cesar y parecían rugidos por su reconocida acústica del techo, condimentados con música clásica y moderna en el duelo más esperado de su calendario anual.

Aquella tarde londinense, el viejo Wembley lució sus mejores galas. Ya había sido anfitrión de competencias de Juegos Olímpicos como en el de 1948, Mundiales de Fútbol como el de 1966, Eurocopas de Naciones como la de 1996 e innumerables espectáculos deportivos y musicales.

Esta fue otra revista de colección que circuló el 20 de mayo del 200, con motivo de la última final de la Copa F. A. entre Chelsea y Aston Villa disputada en el estadio Wembley (archivo de Rodrigo Calvo).

La ceremonia previa en el césped de Wembley fue impactante, con niños que desfilaron con las banderas de los clubes que alguna vez ganaron la Copa F. A., en las 118 ediciones anteriores, y se presentaron fuegos artificiales y toda la tradición de la banda de la realeza, que anunciaron por todo el legendario escenario el anhelado ingreso de los equipos y árbitros.

En un clima de tensa excitación, comenzó la cerrada e intensa contienda. El Chelsea FC era el favorito al título y el que lideraba las acostumbradas apuestas. La magia de Gianfranco Zola, la eficiencia del contención francés Didier Deschamps, la constancia y fortaleza del uruguayo Gustavo Poyet y la fortaleza defensiva del también galo Marcel Desailly, hicieron fácil lo difícil durante la laboriosa tarea del triunfo azul. El exastro africano George Weah –Balón de Oro 1995 de la revista France Football , posterior compañero del exjugador costarricense Paulo César Wanchope en el ataque del Manchester City y hoy presidente de Liberia desde el 2018– no estuvo en su día y falló en esaa final propicias opciones para anotar.

Su primera parte fue suficiente para no sufrir, pero en la segunda impuso la ley del buen fútbol. Al menos, la recompensa la impuso el delantero italo-suizo Roberto Di Matteo con su gol de la victoria. Aquella anotación no fue vistosa y se dio luego de un gran fallo del inseguro arquero de Aston Villa, David James. Di Matteo tomó el débil rebote del guardameta y fusiló con furioso disparo por alto, al minuto 72, como en la final de 1997 en que también hizo uno en el 2-0 al Middlesbrough, el más rápido de la historia de la copa (42 segundos).

El contricante, el Aston Villa FC, es uno de esos equipos típicamente ingleses en el peor sentido de la palabra, que jugó esa vez sin más recursos que el pelotazo al área y los remates lejanos. Apostó por el contragolpe, se encerró atrás, abusó del fuera de juego y estuvo lejos de su mejor partitura. Y, la verdad, nunca reaccionó ante la creatividad y el fútbol consistente del Chelsea FC, además de que el único gol de diferencia fue lapidario. Su trabajo de mediocampo y ataque fueron muy pobres frente a Los Azules.

La Asociación de Fútbol de Inglaterra entregó hace casi 23 años a la prensa este boleto de colección, como recuerdo de la última final de la Copa F. A. inglesa jugada el 20 de mayo del 2000 en el viejo estadio Wembley, antes de su demolición en 2002 (archivo de Rodrigo Calvo).

De inmediato, numerosos grupos de familias, parejas, mujeres y niños a montones, personas de edad avanzada y minusválidos, identificados con los colores azules del Chelsea FC, agitaron a los cuatro vientos las banderas, gritaron, cantaron y disfrutaron en un entorno vibrante y accesible; su lealtad a su club comenzó a temprana edad y la continúan toda la vida.

La conquista de esta Copa F. A. fue, entonces, una manera especial del técnico italiano Gianluca Vialli de salvar la temporada ya que, tanto en la Liga Premier inglesa como en la Champions League de Europa, su equipo acabó en mayo del 2000 muy por debajo de las grandes expectativas iniciales, que se levantaron por tener un equipo plagado de estrellas.

Al final, un mal juego, la merecida vuelta olímpica y el 1 a 0 definitivo para el Chelsea FC, que fue recibido con simpatía. Ceremonia de impacto en los palcos oficiales del viejo Wembley. El premio real al ganador y el honor al derrotado. Todos amigos y a tomar el té con vestir riguroso en el conmocionado Salón de los Banquetes de Wembley, que comprobamos luego de recibir la invitación formal para asistir; mientras en las afueras de Wembley la fiesta continuaba, la cerveza no se agotaba y la emoción no cesaba. ¡Qué gran fiesta a la inglesa, que resultó increíble e inolvidable!

Por tercera vez, el trofeo fue obtenido, en aquella oportunidad, con todo mérito por el Chelsea FC, que ganó 1-0 frente al desconocido Aston Villa FC, gracias a su correcto funcionamiento colectivo durante los 90 minutos. Los Azules fueron más punzantes y peligrosos en sus llegadas a la portería rival. Se trataba de la edición Nº 119 en la Copa F. A. y la historia se escribió así. Un merecido y muy aplaudido ganador. Pasión de fútbol en su máxima expresión y al mejor estilo británico en el viejo Wembley. Y eso nunca lo olvidaré; quedará en mi retina para siempre.

Invitación especial hace casi 23 años de la Asociación de Fútbol de Inglaterra para asistir a tomar el tradicional té, en el Salón de Banquetes del Estadio de Wembley, luego de la final de Copa F. A. entre Chelsea FC y Aston Villa, el 20 de mayo del 2000 (archivo de Rodrigo Calvo).

PARTIDO DEL RECUERDO

Aston Villa 0 – Chelsea 1

Fecha y hora: Sábado 20 de mayo del 2000; 3 p. m. (8 a. m., hora tica).
Estadio: Wembley, en Londres, Inglaterra.
Gol: 0 a 1 (72’): Roberto Di Matteo (Chelsea FC), al aprovechar un error en el área pequeña de David James, portero del Aston Villa FC.
Árbitros: Graham Poll, central; Graeme Atkins y Darren Drysdale, asistentes; Alan Wiley, cuarto árbitro. Todos de Inglaterra.
Alineaciones:
Aston Villa Football Club: David James; Mark Delaney, Ugo Ehiogu, Gareth Southgate (capitán) y Gareth Barry; Alan Wright (Lee Hendrie, a los 88’), Ian Taylor (Steve Stone, a los 79’) y George Boateng y Paul Merson; Dion Dublin y Benito Carbone (Julian Joachim, a los 78’). No participaron: J. Lloyd Samuel y Peter Enckelman. Director técnico: John Gregory (inglés).
Chelsea Football Club: Ed de Goey; Mario Melchiot, Marcel Desailly, Frank Leboeuf y Celestine Babayaro; Didier Deschamps, Dennis Wise (capitán), Roberto Di Matteo y Gustavo Poyet; Gianfranco Zola (Jody Morris, a los 92’) y George Weah (Tore André Flo, a los 88’). No participaron: Carlo Cudicini, John Terry y Jon Harley. Director técnico: Gianluca Vialli (italiano).
Jugador del partido: Dennis Wise (Chelsea FC).
Amonestados: Mario Melchiot (19’), Dennis Wise (25’) y Gustavo Poyet (52’), en Chelsea; Gareth Barry (16’) y George Boateng (92’), en Aston Villa.
Asistencia: 78.217 espectadores.
Motivo: Edición 119ª de la final de la Copa F.A. inglesa de fútbol, la Nº 72 al excluirse las repeticiones y la última que se realizó en Wembley antes de su demolición, para dar paso a una nueva edificación a partir del 2007.

La Asociación Inglesa de Fútbol repartió esta hoja a los periodistas que le dieron cobertura a la última final de la Copa FA en el viejo Wembley, el 20 de mayo del 2000, con las alineaciones del Chelsea FC y el Aston Villa FC, así como el cuarteto arbitral (archivo de Rodrigo Calvo).

UN DÍA INOLVIDABLE AL DESPEDIR EL VIEJO WEMBLEY

FUENTES CONSULTADAS: Asociación de Fútbol de Inglaterra, diario “La Nación”, Guía oficial de la “Copa inglesa F. A. 2000”, revistas “Shoot” y “The Essential F. A. Cup” (Inglaterra), “Soccernet”, “ESPN Network”, Wikipedia, agencias de noticias AFP y EFE; y archivo del sitio digital deportivo “Buzón de Rodrigo”.

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