Por: Lic. Pedro Beirute (*)
Cuando el atacante Joel Campbell desperdició por falta de técnica una clara oportunidad de gol a los cuatro minutos, cuando frente al portero es más fácil meterla que botarla y cuando en lugar de patear al marco hacemos un mal pase ingenuo a otro compañero, es lógico deducir que nuestra Selección Nacional debía perder por 4-0 el partido contra Estados Unidos, en el grupo A de la Copa América Centenario.
Y viene el gran reto del entrenador nacional, Óscar Ramírez, en el futuro: ¿mantenerlos o cambiarlos? Ayudarlos a cambiar su forma de juego o bien enseñarles a jugar. Hay que dejar de ver videos de los equipos contrarios para dedicarse a pulir a nuestro equipo o seguir viendo los mismos y decir que nuestra selección viene del Mundial anterior en Brasil.
El planteamiento táctico utilizado contra Estados Unidos (al que tenemos más de 30 años de no vencer oficialmente en aquel país, desde el 1-0 de 1985 hacia el Mundial de México 1986) fue perdedor, según dijeron los especialistas que más saben de fútbol (muy pocos por cierto). Nuestro opositor llegó mucho más herido que Costa Rica. Venía de perder 0-2 contra Colombia. Nosotros de empatar 0-0 con Paraguay. Y lo subestimamos.
Debimos haber jugado, entonces, con cinco defensas, tres volantes y dos delanteros. Y así debemos seguir jugando hacia el futuro, en equipo y no por esporádicas reacciones y milagros de algún delantero. Es mentira todo aquello de que volantes de contención, volantes de apoyo, defensas “Empire State”. Perdiendo 4-0, cómo explicarnos el ingreso de un defensa y un volante? Solo con el ánimo de no perder por más goles y se falló también.
En el ámbito técnico, estamos peor. Con dolor tenemos que reconocer que, salvo dos o tres, pocos saben parar un balón sin que se le escape un par de metros. Y que no se resientan. Corren mucho, se barren más todavía, reclaman como nadie (eso si deberían aprender del entrenador que es calmo, tranquilo, decente, respetuoso), pocos saben hacer un tiro de esquina, un pase al cuerpo; al frente del marco lo usual es que la boten, algunos fingen lesiones como malos actores, y en eso es lo que debe trabajar el entrenador. No más ver vídeos de los contrarios, sino ver videos de grandes referentes (Neymar Jr., Messi, Cristiano Ronaldo, etc.), con el propósito de que nuestros jugadores –no todos desde luego– aprendan a jugar, a patear, a sudarse como locos.
No todo está perdido. Si nuestros jugadores dejan de creerse lo que no son deportivamente hablando y entrenan con humildad como nadie, se peinan y visten normalmente, y no como grandes estrellas sin serlo, podrán algún día darse cuenta que son futbolistas a imitar.
¡Y por Dios, dejen de meter al creador en estos partidos! Hacerlo significa que Dios desea que el equipo contrario pierda. Aterricen. Dios no tiene nada que ver con estas contiendas deportivas. Dios lo único que hará, a punta de ruego, es cambiarles la mentalidad para que entrenen y para que, por esfuerzo propio, logren lo que se consiguió en Brasil 2014. No vayamos a creer que lo realizado en el Mundial fue una casualidad.
(*) Lic. Pedro Beirute es abogado y notario público, y expresidente de la Federación Costarricense de Fútbol (Fedefútbol) en 1998.