La mundo sufre y llora… Se viven tiempos difíciles, como muchas veces en la historia de la humanidad, pero ahora con la diferencia de que se vive por primera vez una incierta crisis sanitaria y en medio de la incontrolable época de las redes sociales. Y es cuando más unidos debemos estar todos y adoptar medidas sensatas para enfrentar y vencer al covid-19, la enfermedad que se convirtió en pandemia y que tiene en vilo al planeta entero.
Es un asunto de salud, educación y sentido común para toda la población mundial, entre mucha congoja e incertidumbre por el impresionante impacto social, económico y sanitario que ha deparado el contagio de esta peste global, el coronavirus, que ya cobró la vida de más de 300.000 personas en todo el planeta, según estadísticas oficiales. Y esto apenas empieza.
Como primera consecuencia, el universo del deporte mundial está paralizado por completo. Con justa razón, el balompié en casi todo el mundo se detuvo y las ligas nacionales han sido suspendidas, mientras que los grandes torneos como la Eurocopa y la Copa América fueron aplazados un año, incluso las Olimpiadas en Tokio, Japón, se trasladaron también para el 2021. Y sin fecha clara de cuándo continuarán las eliminatorias al Mundial de Fútbol de Catar 2022. Por todo lo anterior, considero que no es conveniente que regrese el Campeonato Nacional de Fútbol, a partir de la fecha 16 del Torneo de Clausura 2020. Veamos las razones de mi posición.
La dirigencia de nuestro balompié continúa insistiendo en revivir un campeonato que debió ser suspendido hace dos semanas. No hay duda de que es una triste realidad para los 12 equipos de la Primera División y la necesidad imperiosa de revivir la industria futbolística, pero también para los de Liga de Ascenso, la Liga del fútbol femenino y nuestros torneos de liga menor. Si no juegan, varios equipos podrían declararse en quiebra. En el caso del torneo superior, los clubes están en crisis económica y un 70% se hubieran quedado sin trabajo si no sigue la competencia. Sin embargo, el riesgo de salud es total en un deporte de contacto. Hay demasiada presión de las televisoras, las emisoras de radio y patrocinadores por terminar el campeonato. La vida de los involucrados directamente no está en primer plano. Eso es preocupante.
No es el momento de jugar al fútbol. No hay otra forma de decirlo mejor: no es una buena época en ninguna parte del mundo, hasta que no haya una vacuna contra el coronavirus. La misma Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), a través de su presidente Gianni Infantino, ha expresado con vehemencia que es “irresponsable” jugar al fútbol en tiempo de pandemia. Un pensamiento del mandamás de uno de los más deportes más mediáticos en el mundo y que debería ser considerado en otras disciplinas de contacto y de seguimiento masivo.
Infantino advierte que no es bueno reanudar el fútbol muy pronto en medio de la pandemia del coronavirus. “Nuestra máxima prioridad, nuestro principio, el que empleamos para nuestras competiciones y animamos a todos a seguir es: la salud es lo primero. Por mucho que lo recalque no es suficiente. No merece la pena poner en peligro ni una sola vida humana por ningún partido, ninguna competición y ninguna liga. Todas las personas del mundo deberían tener esto muy claro en su cabeza. Sería más que irresponsable obligar a que las competiciones se reanuden si la situación no es segura al 100%. Si tenemos que esperar un poco más tiempo, debemos hacerlo. Es mejor esperar un poquito más que correr riesgos”, agregó con franqueza el dirigente y abogado italo-suizo.
“Tienen que saber que estaremos ahí y que encontraremos las soluciones juntos. En ningún momento estarán solos (…), el mundo sabrá dónde va el dinero e, igualmente importante, por qué el dinero va alllí. Si el fútbol consigue tener un debate donde todos contribuyan positivamente, teniendo en cuenta el interés global y no el interés individual, estoy convencido de que nuestro futuro puede ser mejor que nuestro pasado, y de que estaremos mejor preparados para los tiempos que se avecinan”, refirió Infantino, al tiempo que reiteró que la FIFA está evaluando el impacto financiero de la detención para poder preparar una respuesta adecuada al coronavirus.
El mensaje anterior lo expresó el 10 de abril anterior, al recalcar en su mensaje a las 211 asociaciones miembros de la organización máxima del balompié (incluida Costa Rica, con la Federación Costarricense de Fútbol, Fedefútbol) que semejante comportamiento colectivo sería irresponsable y se apega perfectamente a la realidad, por más protocolos sanitarios y de seguridad que se autoricen y se empleen entre los personajes involucrados, en los continuos entrenamientos y los partidos tan seguidos que se vendrán. Los futbolistas vienen de una larga inactividad, de más de dos meses, están sin ritmo de competencia (de ahí la medida de aumentar de tres a cinco el número de sustituciones por juego) y más propensos a ser imprecisos en los partidos y a registrar diversas lesiones.
Pero no es el único representante de la FIFA que piensa así. “Es la situación más dramática que hemos vivido desde la Segunda Guerra Mundial, no deberíamos infravalorarla. Tenemos que ser realistas, el fútbol solo es posible si el contacto es posible de nuevo”, manifestó con alarma al cierre del cuarto mes del año el doctor belga Michel D’Hooghe, presidente del Comité Médico de la FIFA. “El mundo no está preparado para que vuelva el fútbol competitivo”, enfatizó, quien ve “como pronto” el plazo prudente del 1º de setiembre venidero, para que el balón vuelva a rodar en los terrenos de juego de todo el planeta-fútbol.
La opinión científica de esta autoridad médica de la FIFA sobre esta crisis sanitaria global es clarísima, una señal de alerta, para criticar la decisión de las propias organizaciones futbolísticas de países de Europa como la Bundesliga alemana (que ya volvió a jugar el pasado fin de semana, pero sin público en las gradas) y la Liga Premier inglesa que presionan con necedad sobre la vuelta inminente a las canchas.
Ante la incertidumbre global que tiende a dificultar cualquier planeación, la cercanía del invierno o de periodos de bajas temperaturas en todo el continente americano juegan a favor de la propagación del coronavirus, como indican los especialistas de salud, y es por esto que comienza a ganar espacio la idea de que los principales torneos, como la Copa Libertadores de América y la Copa Sudamericana, se reanuden hacia agosto, setiembre u octubre. Todo lo anterior debió ser considerado por el fútbol costarricense para no reiniciar el Torneo de Clausura y más bien plantearse una sensata cancelación de la temporada en lugar de acelerar su regreso en forma precipitada.
Ha sido, especialmente, una semana de cifras preocupantes para un país como Costa Rica que lo ha hecho en forma excelente en materia de salud, pero que no se debe descuidar. Hablamos de vidas humanas y de un virus que la humanidad está conociendo para combatirlo con el medicamento adecuado y para eso falta un buen tiempo. En estos últimos ocho días, la mortal enfermedad cobró cuatro vidas en el país para un total de 10 fallecidos (dos en un mismo día), además de que el el número de contagios crece y ya registra 866 personas en más de 70 días, desde que se detectó el primer enfermo por covid-19 el 6 de marzo.
No hay duda que todos, en forma directa o indirecta, dependemos de la industria del fútbol. Este servidor lo necesito como periodista deportivo y dueño de un medio digital independiente. Pero insisto que hablamos de un deporte de contacto y eso pone en peligro la vida de todos nosotros. Los futbolistas si se enferman pueden contagiar a los propios familiares en sus hogares. Las buenas cifras sanitarias se pueden disparar en contagios y venirse una incontrolable segunda ola de casos. Ahí el sistema hospitalario podría colapsar y, por eso, no hay que propiciarlo con el retorno del fútbol.
Lo más sensato hubiera sido cancelar por completo el Torneo de Clausura y declararlo desierto, como sucedió en 1954, 1956 y 1990, bajo otras circunstancias. Esto es nuevo para todos. Aprovechando la unión que han mostrado en este dura época los dirigentes, jugadores y autoridades del Ministerio de Deportes, lo mejor hubiese sido emplear este tiempo oportuno y propiciar más discusiones sobre cuándo y cómo empezar de la mejor manera el próximo certamen de liga, en hacer una temporada normal de ocho a diez semanas para planificar mejor el próximo campeonato.
Soy consciente de que hay muchas presiones fuertes para que regrese el Clausura 2020, a partir de esta semana y hasta principios de julio –de ser necesario–, y parece que eso es lo único que importa. La salud pasa a un segundo plano. Y eso no se puede concebir. “El interés global y no el interés individual” es lo que debe prevalecer, palabras del mismo jerarca de la FIFA, Gianni Infantino. La salud está primero que todo.
CAMPAÑAS DE LA FEDEFÚTBOL, LA UNAFUT Y LOS CLUBES CONTRA LA PANDEMIA DEL NUEVO CORONAVIRUS
CLUBES RETORNAN A LAS PRÁCTICAS CON ESTRICTOS PROTOCOLOS SANITARIOS
FUENTES CONSULTADAS: Páginas de la Fedefútbol, Unafut y FIFA y clubes de la Primera División; agencias de noticias AFP y EFE; YouTube; archivo del sitio web “Buzón de Rodrigo”.