El exvolante e ídolo rojinegro Wílmer López Arguedas es de los futbolistas más talentosos, carismáticos y queridos del país, no solo por los aficionados de la Liga Deportiva Alajuelense, sino también por los que siguen a la Selección de Costa Rica y a todos los clubes de la liga costarricense.
Es todo un emblema en el alma y el corazón de los rojinegros. Su personalidad es sencilla y humilde. Pero su amplio repertorio de fútbol artístico, visión de juego, talento, pasión, elegancia en el manejo del balón y gran capacidad creativa lo retrataron de cuerpo entero en las canchas donde actuó.
Mientras duró su carrera deportiva, que se extendió por 18 temporadas entre 1992 y el 2009, se ganó el aprecio de propios y extraños, como una figura indiscutible que dejó huella en nuestro balompié. Incluso en la Tricolor dejó muy buenos recuerdos, incluido un Mundial de Fútbol, en Corea del Sur y Japón 2002, y seis goles importantes en eliminatorias mundialistas, Copa Uncaf, Copa de Oro y juegos amistosos.
Pero el quinto futbolista más goleador en la historia liguista –detrás de Errol Daniels, Juan Ulloa, Jonathan McDonald y Roy Sáenz– atesora con especial emoción la jornada más inolvidable que vivió en la red enemiga. Sucedió hace 22 años, en un día como hoy, el miércoles 29 de abril de 1998 en el estadio Alejandro Morera Soto.
Ese día, el popular Pato López se despachó con cinco anotaciones un solo encuentro, durante la goleada por 7-2 que le propinó a San Carlos, en el partido de vuelta de los cuartos de final en el Torneo de Clausura de la temporada 1997-1998. Tres de goles fueron con la cabeza –pese a su corta estatura–, uno de penal y otro de toque corto con la zurda, el quinto, que fue a puerta vacía tras gran acción colectiva y pase preciso de su compañero Joaquín Guillén. Cayeron en los minutos 10, 57, 62 –de penal–, 86 y 88.
“El 29 de abril es una fecha mágica e histórica en el plano personal”, resumió el alajuelense, a los 48 años de edad, en declaración emotiva al sitio web Buzón de Rodrigo. “Hasta el momento sigo marcando historia en el fútbol nacional, al ser el último jugador que más goles ha metido en los últimos 22 años. Nadie ha hecho cinco en este tiempo y eso me llena de satisfacción. Es una fecha que uno nunca se cansa de recordar, ni de ver los goles porque solo una noche tuve así. Y la disfruté bastante”.
Los cronistas en ese tiempo, como Juan Sánchez, del desaparecido diario Al Día, reseñaron que “el volante cortó rabo y orejas, fue un ‘showman’ que deleitó con un espectáculo de primer nivel y le dio grandeza a un partido que estaba destinado a pasar al olvido”. Su titular fue elocuente: “El ‘Pato’ de la fiesta”.
“Fue una noche linda y fresca para jugar al fútbol, como suelen ser las noches aquí, en Alajuela”, revivió Wílmer. Y agregó: “Hubo un ambiente bonito de aficionados (de la Liga) y un entorno de compañeros lindísimo, con una gran capacidad y calidad de los que alinearon ese día. Entonces, todo se prestaba y se daba para que se diera una noche linda. Para la Liga se consiguió un triunfo bonito y de la mano vino esa noche espectacular para uno, al conseguir una cantidad de cinco goles. Entonces, uno no puede pedir más”.
“Después del partido –rememoró el héroe manudo y jugador más valioso del 29 de abril de 1998–, se dieron los comentarios de la gente, que me felicitaban. Muchos me dijeron que “¡qué suerte!”, con tantas palabras de un lado o para el otro. Realmente, no es algo normal que pase en el fútbol, ni siquiera se puede decir que pasa en cada campeonato. Muy escasas las veces que un jugador anota dos, tres y cuatro goles por partido. Y ahora imagínese que cinco. No se dan ni cada año, mucho menos se da tan seguido. Y que me tocara a mí y… eso hace 22 años. Entonces, esto me permite estar en la historia”.
Los manudos habían ganado el primer duelo a los norteños como visitantes por 0-2 en el estadio Carlos Ugalde, de Ciudad Quesada, con un gol del propio López a los 38 minutos y otro de Luis Diego Arnáez a los 61′.
En este primer round, el pequeño pero dinámico constructor de juego se lució con un golazo pleno de astucia y toque preciso, que fue considerado uno de los mejores de aquel torneo. En acción punzante le globeó el balón al portero local Marvin Solórzano, desde casi la media cancha. “Fue un baño de agua fría para los norteños”, describió en Al Día su redactor Hugo Ulate.
Pero la clasificación eriza a la siguiente ronda de semifinales se selló con el citado 7-2, donde Wílmer López escribió su mejor papel como anotador. “Wílmer ‘el Pato’ López, además de anotar cinco goles, fue el motor de su equipo y demostró su liderazgo en la cancha”, escribió el periodista Alejandro Fonseca, entonces corresponsal del periódico La República en Alajuela.
WÍLMER VIBRÓ CON SU NOCHE SENSACIONAL
No es común convertir cinco goles en un partido de fútbol. Prueba de ello es que, desde 1921, solo hubo 18 casos entre los futbolistas de la Primera División, entre ellos algunos que repitieron la dosis como los morados Jorge Cuty Monge y Víctor Manuel Cholo Ruiz, el florense Manuel Manolo Zamora y el orionista Ramón Luis Mon Rodríguez.
Así que cuando Wílmer López logró ingresar hace 22 años a este selecto grupo, con una receta de gritar cinco veces gol, la gesta lo abrumó y lo llenó de orgullo. “Se me vienen recuerdos muy bonitos porque una noche como esa, sea uno bueno o sea malo como futbolista, usted nunca se imagina que va a llegar a un partido y va a meter cinco goles. El interés siempre es lograr una anotación, hacer un buen partido y jugar bien. Pero sería mentir que me había soñado que iba a hacer cinco goles”, reveló con sinceridad.
Claramente, nunca antes lo había hecho en el fútbol y esa gesta se la dedicó entonces a su familia. Lo atribuyó al gran juego colectivo de la Liga, al mando del técnico uruguayo Manuel Gregorio Manolo Keosseián, y a que recibió el pase exacto en las asistencias de sus dianas, que le proporcionaron sus compañeros Harold Wallace, el eslovaco Josef Miso, el relevo Víctor Badilla y Joaquín Guillén.
“Tuve la dicha de jugar en la Liga Deportiva Alajuelense, la mejor institución deportiva de este país, y en una época dorada para la Liga. Había una generación de futbolistas con calidad y condiciones espectaculares, no solo como jugadores sino como personas. Tuvo una gran trascendencia en la institución. Cuando uno logra un gran objetivo, una meta importante y algo bonito, como fue ganar campeonatos y meter cinco goles en un partido, no se basa solo en que uno era bueno o era malo. Se basa más y está apadrinado por el entorno que uno tiene, por las personas que están con uno, por la tranquilidad y confianza que me transmitían los compañeros, para poder desarrollar mi fútbol”, resaltó Wílmer.
El Pato López fue más protagonista y también provocó la tercera conquista rojinegra, en una falta del penal que anotó en la segunda parte. Pero lo más emocionante para el exvolante fue que el grito de “¡Wílmer! ¡Wílmer!” fue coreado por los aficionados, para solicitarle que ejecutara el castigo desde la pena máxima.
“Eso le llega a uno muy adentro, que el aficionado coree mi nombre. La gente tal vez quería que me acercara en el goleo a (Alejandro) Larrea, pero siempre he dicho que no soy goleador. No es una de las metas. Lo he dicho y lo mantengo, ahora que estoy a dos goles de alcanzarlo”, expresó esa vez al periódico Al Día. Y no lo cazó, pero obtuvo su mejor cuota de goleo de su carrera con 18 perforaciones, a solo dos del campeón goleador de ese torneo, el uruguayo Alejandro Larrea, del Saprissa, que finalizó con 20.
Tres de los cinco goles los anotó al novel portero sancarleño Yehudi Zamora, quien resultó expulsado en el minuto 64. Fue reemplazado por el experimentado Marvin Solórzano, al que Wílmer le convirtió las dos últimas dianas en los tramos finales de su noche sensacional.
“Tal vez suene mezquino pero no me acuerdo que me acercara a apoyar al portero rival, por tantos goles recibidos”, confesó 22 años después de su proeza anotadora. “Por lo que estaba viviendo con los cinco goles, que no es a menudo que pasa, uno termina desubicándose porque no caía en la realidad que había conseguido, ni la dimensión que podía tener de que pasaría tanto tiempo sin que otro jugador pudiera anotarlos (…). Uno debe aprovechar para anotar uno, dos o más goles, como sucedió esa noche. Ya en frío, luego de mucho tiempo, uno puede pensar cómo se pudo haber sentido el portero rival ese día. Pero, más de cómo se podía sentir él, era la alegría y la felicidad que yo sentía, porque fue una noche extraordinaria para uno”.
Un acto tan acertado en las anotaciones como el de hace 22 años no se volvió a dar en el fútbol costarricense. López no halla los motivos de esta realidad y más bien recalcó que le hubiera encantado que el novato Jurguens Montenegro, de 20 años, lo lograra el pasado 15 de marzo, cuando logró cuatro dianas con Jicaral Sercoba ante el Santos de Guápiles (6-2), por la fecha 15 del suspendido Torneo de Clausura 2020, dado que él lo hizo debutar en la máxima categoría con Alajuelense.
“No tengo la respuesta de por qué no se ha vuelto a dar. Pero han habido posibilidades de jugadores que han estado muy cerca de anotar esos cinco goles y han llegado a cuatro, como el caso de (Víctor) ‘Mambo’ Núñez y Érick Scott. Pero últimamente, en este torneo, estuvieron Jonathan Moya y Jurguens Montenegro, que si lo hubiera alcanzado me hubiera alegrado muchísimo. Uno porque (Jurguens) tiene escasos 20 años y otra porque yo lo hice debutar (…). Una lástima que el entrenador (de Jicaral) no le hubiera dado la oportunidad, porque al final ya llevaba los cuatro goles y hubo un penal, que se lo dieron a Freddy Álvarez y lo metió. Pero si se lo hubieran dado a Jurguens para que me alcanzara a mí con cinco, se hubiera convertido en el jugador más jóven que anota cinco goles en un partido, en los últimos años (…). Para mí recae la alegría de que no me alcanzara y que siga vigente lo mío, por muchos años, de ser el último jugador que anotó cinco goles en un solo encuentro”, acotó el Pato.
Para Wílmer López Arguedas haber gritado cinco tantos en un mismo partido lo marcó para siempre y lo inmortalizó. La Liga, al final, no pudo ganar el tricampeonato en la campaña 1997-1998, luego de que arrastraba el bicampeonato local de los certámenes largos de 1995-1996 y 1996-1997.
“Fue una noche lindísima, futbolísticamente hablando, porque hacía mucho tiempo atrás que nadie conseguía cinco goles -el anterior había sido el morado Carlos Solano ante Ramonense, 24 años antes, en el 5-0 de 1974-. Los metí yo en 1998 y 22 años después aún sigue sin anotarse los cinco goles. Entonces, esto lo deja a uno en la historia del fútbol de Costa Rica, que es algo importante para uno dejar huella en esto del fútbol”, concluyó el que fue el “Pato” de la Fiesta hace 22 años, aquel 29 de abril de 1998 en Alajuela.
Entrevista a Wílmer López:
“Mis 5 goles a San Carlos” (1998)
EL PARTIDO DEL RECUERDO
Alajuelense 7 – San Carlos 2
FECHA Y HORA: Miércoles 29 de abril de 1998; 8 p. m.
ESTADIO: Alejandro Morera Soto, de Alajuela.
GOLES: Wílmer Pato López (10′, 57′, 62′ –de penal–, 86′ y 88′), Josef Miso (51′) y Johnny Cubero (78′), en Alajuelense. Alfonso Martínez (49′) y Ronald Vega (68′ –de penal–), en San Carlos.
ÁRBITROS: Víctor Rodríguez, central; Vinicio Brenes y Ricardo Montero, asistentes.
ALINEACIONES:
LIGA DEPORTIVA ALAJUELENSE: Álvaro Mesén; Harold Wallace, Alexánder Madrigal, Mauricio Montero, Richard Smith (Geovanny Hidalgo, a los 72′) y Austin Berry (Víctor Badilla, a los 65′); Joaquín Guillén, Wílmer Pato López y Carlos Castro; Josef Miso y Rodinei Martins (Johnny Cubero, a los 65′). Director técnico: Manuel Manolo Keosseián (uruguayo).
ASOCIACIÓN DEPORTIVA SAN CARLOS: Yehudi Zamora; Jorge Pérez, Alfonso Martínez, Alejandro Sánchez y Eddy Salas; Marvin Gutiérrez (Andrey Campos, a los 76′), William Corrales, Emel Martínez (Marvin Solórzano, a los 66′) y Benigno Guido; Adrián Leandro y Ronald Vega. Director técnico: Freddy Kooper (costarricense).
AMONESTACIONES: Rodinei Martins, Carlos Castro, Alexánder Madrigal y Álvaro Mesén, en Alajuelense; Eddy Salas, William Corrales, Yehudi Zamora (recibió dos tarjetas amarillas) y Adrián Leandro, en San Carlos.
EXPULSIÓN: Yehudi Zamora (64′), en San Carlos, por acumulación de tarjetas amarillas.
MOTIVO: Juego de vuelta de los cuartos de final en el Torneo de Clausura, temporada 1997-1998.
FUENTES CONSULTADAS: Diarios “La República”, “Al Día” y “La Nación”; libro oficial de la Unafut, “Historias de Luchas, Pasión y Goles” (2018), de José Antonio Pastor; Videoteca, de TDMás, Twitter de ‘Centenario de Leyendas’ y archivo del sitio web “Buzón de Rodrigo”.