Llegaron de todas partes del mundo y se apoderaron de París, Francia. Lo hicieron por avión, tren, autobuses, automóvil y hasta a pata. E invadieron cada rincón del pasado, el presente y el futuro de la “ciudad de las luces”, para despertar la magia de la pasión en las horas previas a la final “española” jugada hace 22 años entre el Real Madrid CF y el Valencia CF, por la gloria de la Liga de Campeones de Europa del 2000, en el Estadio de Francia (“Stade de France”), en Saint-Denis, al norte de la capital francesa.
Hubo muchas cosas que no se vieron por la televisión, aquel miércoles 24 de mayo del 2000, pero esas cosas ocultas son las que dan emoción al futbol y mucho más a esta histórica final. Las cámaras transmitieron la imagen de la cancha, pero en los alrededores del estadio, los suburbios de la ciudad y las estaciones del metro, la fiesta arrancó con antelación.
Una experiencia periodística inolvidable que cumplí con emoción para la sección de Deportes, del diario La Nación (Costa Rica), y que deseo compartir con los lectores del sitio digital Buzón de Rodrigo, acerca de los entretelones que imperan y la forma intensa cuando se disfruta de una final por el título del más importante torneo de clubes del balompié mundial, como la que se vivió este sábado 28 de mayo del 2022, nuevamente en en el “Stade de France”. Ahora el Real Madrid CF (España) se impuso nuevamente, esta vez por 1-0 ante el Liverpool FC (Inglaterra). Precisamente, después de 16 años la final volvió a París (2006) y se jugó allí por sexta vez, donde el Madrid ganó en 1956, el 2000 y el 2022; y el Liverpool FC lo hizo únicamente en 1981.
Al contrario de Londres que vive del pasado, París siempre está vivo y deslumbra por su belleza inagotable, con su visita habitual a la moda actual y al futuro. Un ambiente que cautiva por la belleza tradicional de la Torre Eiffel, el Museo de Louvre, el Arco del Triunfo, la Catedral de Notre Dame, los cafés tradicionales, su gran cartelera cinematográfica, obras de teatro, óperas, ballets y conciertos; además de consabido aporte al desarrollo integral del planeta, como símbolo indiscutible de la cultura occidental.
Esa fue la elocuente imagen de “la ciudad de las luces” que observé hace 22 años para acompañar un acontecimiento deportivo que motivó esa vez al pueblo francés y a la afición del mundo futbolístico: la histórica y anhelada final de la Liga de Campeones de Europa que, por primera vez, convocaba a dos clubes de un mismo país, Real Madrid y Valencia (otra final ‘española’ se repitió en el 2016 entre el Real Madrid de Keylor Navas y el Atlético de Madrid, que los merengues la ganaron por 5-4 en los penales, luego de igualar 1-1 en Milán, Italia).
El recinto fue el “Stade de France”, administrado por concesión pública y propiedad del estado francés, el mismo que albergó la final del Mundial Francia 1998 –ganada por el cuadro local que goleó 3-0 a Brasil– y ocho partidos más de esa copa. Sin olvidar que fue el escenario de otra final de la Champions League en el 2006, ganada 2-1 por el FC Barcelona al Arsenal; sede de la Copa Conferaciones del 2003, el Mundial de Atletismo 2003, el Mundial de Rugby 2007, la Eurocopa del 2016, conciertos musicales y espectáculos masivos de otros deportes. Y ahora otra final europea en la edición del 2022 que el Real Madrid CF se dejó frente al Liverpool FC. Su ultramoderna estructura para 81.338 espectadores, parecía más bien como si de pronto un gigantesco platillo volador se hubiese posado en la localidad parisiense de Saint-Denis.
“Bienvenidos a la gran final de la Liga de Campeones de Europa”, fue el letrero escrito en español, para darle una especial acogida a los seguidores de los dos clubes finalistas, en la edición Nº 45 del certamen continental.
Llegada masiva de españoles a París
Debido a la expectación que hubo en España por este decisivo encuentro, se dio un despliegue inusual de 150 vuelos adicionales, entre la tierra ibérica y la capital francesa, para que asistiera gran cantidad de público. Se presentó, además, un tráfico de 25.000 pasajeros más que en un día normal, lo que exigió el flete de aviones charters desde la Madre Patria, de acuerdo a las versiones periodísticas de la época que divulgaban las agencias de noticas.
En aquellos días, la policía francesa envió a su homóloga española una serie de recomendaciones para los aficionados que se desplazaron a París, entre las que se destacaba que no se podía viajar sin entrada, ya que no quedaba ninguna a la venta; que los mástiles de las banderas fueran flexibles y no superaran el metro y medio de longitud; así como no llevar sprays de bocina y matracas.
Lo que quedó claro en esos días fue la presencia de una buena cantidad de público, más de 30.000 madridistas que acompañaron al equipo blanco. Desde Valencia se calculó que cerca de 23.000 aficionados locales se desplazaron en 40 aviones, siete trenes, 50 autobuses y vehículos particulares.
“Nosotros llegamos en tren a las ocho de la mañana… Fueron 17 horas y media desde Valencia. Fue muy agotador, pero bien valió la pena hacer el viaje hasta acá”, describió Raúl Lancho, quien junto a sus hermanos Miguel Ángel y Begoña, adquirieron los boletos hacía dos semanas, luego de hacer fila por 35 horas, según explicaron al unísono.
“Ganaremos 3 a 1”, pronosticó esa vez Begoña. “No, será 5 a 0”, replicó Raúl. “Yo creo que será un 6 a 0”, sentenció Miguel Ángel. Ellos, con exceso de optimismo, se encontraban nada menos que al pie del Arco del Triunfo, cinco horas antes de la finalísima.
En la Torre Eiffel, los hinchas se juntaron con los turistas y excursionistas de paso, apreciaron la belleza arquitectónica y montaron un improvisado espectáculo musical con los lugareños. Los más eufóricos eran los valencianistas, que opacaban a los del Madrid, como queriéndolos atemorizar previo a “la batalla” de Saint-Denis.
“¡Buscaré la gloria en París, en la final de la Champions League contra el Madrid… El Valencia será campeón… luchará a muerte en París… con su afición…!”, era la canción oficial del equipo que practicaron frente a la mítica torre, siguiendo la tonada de Un beso y una flor (1972), del desaparecido cantante italiano Nino Bravo.
Notre Dame en el fútbol
En la estación de Cité, miles de hinchas madridistas y valencianos se bajaron del metro para “apoderarse” de la plazoleta frente a la milenaria Catedral de Notre Dame (Nuestra Señora), se tomaron fotografías, cantaron sus himnos y hasta jugaron mejengas.
Los hermanos José María y Luis Garrido del Sol, también hicieron vaticinios y anunciaron el triunfo blanco; el primero afirmó 4 a 0 y el segundo 3 a 1, mientras admiraban el arte gótico de Notre Dame, siempre de gran altura, para rozar el cielo y llegar a las estrellas, como decía Víctor Hugo en su novela Nuestra Señora de París, publicada en 1831.
Luego el punto de encuentro fue la estación del metro en Chatelet Le Hallen, para enrumbarse al destino final de la noche parisina aquel 24 de mayo del 2000: la estación La Plaine Stade de France, cerca del imponente recinto deportivo. En cada vagón no cabía un alma, escaseaba el aire y hubo que soportar el olor a sobaco al lado…
Ese día, todos los valencianos vestían con orgullo la camiseta naranja de su amado club, que en el pecho tenía el nombre de Terra Mítica, un parque temático de atracciones que se inauguró en aquel verano, el 27 de julio del 2000, en Benidorn, Alicante, y que posee zonas bien equipadas para rememorar antiguas civilizaciones del Mediterráneo, representadas en cinco zonas temáticas: Egipto, Grecia, Roma, Las Islas e Iberia.
La Adidas, la marca oficial que tenía entonces el Real Madrid, también hizo su “agosto” en pleno mes de mayo de ese año, pues puso en marcha en París y Madrid una campaña publicitaria en favor de sus aficionados, que les permitió obtener productos y todo tipo de souvernirs oficiales de la marca alemana.
“¡Oh, Costa Rica. Ustedes nos ganaron muy bien en el Mundial de Italia 90”, expresó con resignación Martin Polland, un escocés de la capital, Edimburgo, al recordar el histórico triunfo tico 1-0 en el verano italiano en Génova y andaba con sus tradicionales enaguas a cuadros, que las levantaba cuando se lo pedían para mostrar que andaba con traje de Adán.
En las horas previas a la final europea en territorio parisiense abundaba la cerveza, que parecía ser la bebida oficial de la competición continental, y las paellas se vendían en las afueras del Estadio de Francia, con bocadillos y refrescos con precios que oscilaban entre los $2 y $4. Una camiseta de Claudio Piojo López y otra de Raúl González eran vendidas a un precio de $34, en las afueras de coliseo de Saint-Denis, y se iban como pan caliente.
En el principal estadio de los franceses, seguía la fiesta que parecía eterna. Había personalidades del futbol, recién retiradas, en el palco de prensa. Figuras del calibre de los españoles Míchel, Emilio Butragueño y Andoni Zubizarreta, así como los argentinos Jorge Valdano y Enrique Quique Wolf, lucían elegantes y estaban metidos esa noche al rol de analistas de lujo, de grandes cadenas televisivas de Europa, aunque veían con nostalgia el terreno de juego.
Globos enormes con malabaristas rondaban el escenario. Una inmensa lona en el centro del campo resumió esa vez que Europa era un balón. Al lado, dos gigantescas camisetas del Madrid y del Valencia eran el preludio del gran espectáculo, ‘la final española’ de la Champions League del 2000: la invasión de España en París. Todo estaba listo para jugar al fútbol.
La jerarquía de la Casa Blanca impone su ley
¿Qué pasó hace 22 años en París, aquel 24 de mayo del 2000? Un justo desenlace que replicó con el festejo de “¡Real Madrid, campeón…! ¡Qué viva España…! ¡Campeones…!”. El grito que despertó en los graderíos del Stade de France, con las tres anotaciones que tuvieron sello de campeón. Las tres fueron concebidas con el deseo de los consagrados. Las tres sirvieron para imponer la jerarquía de una casa de abolengo en el futbol europeo.
¿Cómo lo consiguió? El Real Madrid aplicó esa vez su sabiduría y experiencia de los que tienen sangre de monarcas. Lo sucedido en Saint-Denis, París, al aplicar un contundente 3 a 0 que les proporcionó el octavo de sus 13 títulos de la Copa Europea –ahora conocida como la Liga de Campeones de la UEFA– que colecciona en sus vitrinas, frente a un Valencia luchador pero desconocido y errático, que nunca encontró su norte.
Minuto 39. Nicolás Anelka mostró su habilidad con el balón, lo cubrió y lo centró con fuerza, desde la derecha. El balón del galo rebotó y quedó suelto. Pero el lateral Michel Salgado fue más vivo que su rival y, desde el suelo, lo envió al otro palo, a donde Fernando Morientes lo llevó a la red contraria al cerrar con un oportuno frentazo para doblegar a Santiago Cañizares. El 1-0 dejó aquella vez una sensación de justicia en el primer balance.
Minuto 67 y el 2-0. Steve McManaman siguió la jugada por el centro y el débil rebote de cabeza del yugoslavo Miroslav Djukic, le dejó el balón a placer para fusilar a Cañizares. El volante inglés no la dejó caer y la prendió en el aire de derecha al rincón del arquero Cañizares. Un golazo.
Y llegó el lapidario 3-0, al minuto 76. Toda la plasticidad del fútbol la resumió su gestor, Raúl González. El control del balón, la forma en que encaró al guardameta del Valencia y lo eludió con una técnica exquisita. Y lo mejor, la definición con la derecha para sumar su décimo gol en el torneo continental, pese al cierre inútil de Djukic.
La felicidad blanca en suelo francés
Aquel 24 de mayo del 2000, la hinchada madrileña estalló de felicidad, en el sector norte del Stade de France. Sus enloquecidos seguidores sacudieron sus bufandas y banderas, y tornaron de blanco el impresionante coliseo. Su equipo estaba salvando una temporada desastrosa, en la que finalizó quinto en la liga española, pero que esta gloria europea le concedió entonces un sabor especial para la institución merengue.
Al otro extremo, en el sector sur, la frustración era mayor. La masa naranja del Valencia ya no celebraba y hacía desaparecer su contagiosa alegría.
El trámite de la contienda encontró al Madrid en sus rápidos movimientos tácticos, para anticipar, cortar y servir. En una faena sin errores, sus defensores centrales, Helguera, Campo y Karanka, dieron una lección de efectividad para cortar las alas a las armas ofensivas del Valencia, los desconocidos Claudio Piojo López y Miguel Ángel Angulo.
La jerarquía y liderazgo del mediocampista argentino Fernando Redondo contagiaron a sus compañeros, al igual que la fineza del inglés Steve McManaman, la agilidad y técnica de Raúl González y, en especial, el corazón del lateral izquierdo brasileño Roberto Carlos para pelear cada pelota como si fuera la última, en una incansable actitud, subir y bajar, sin desmayarse nunca ante los balones divididos contra el advesario.
Del lado valenciano, el corpulento portero Santiago Cañizares se creció con paradas de lujo, que evitaron un marcador de mayor escándalo. En el medio, Francisco Javier Farinós intentó con dinámica suplir la falta de claridad de Gerard López y Gaizka Mendieta, pero el destino ya estaba echado. No había nada que hacer para el Valencia CF.
Los cánticos no cesaron y los actores fueron sorprendidos en un ir y venir del balón. El 3-0 fue definitivo y nadie lo discutió. La ceremonia y celebración posterior fueron impresionantes, con luces de color y una fuente de agua que rejuveneció el espíritu. Un histórico, el central Manuel Sanchís, recibió la copa de campeón y lo gritó al mundo.
El noble gesto de campeón hacia el derrotado fue conmovedor, uno de los momentos más conmovedores que he visto en mi carrera como periodista de casi cuatro décadas. Con aplausos y el grito de “¡Valencia… Valencia!”, la afición del Real Madrid le rindió un homenaje a su rival y se comportó a la altura del acontecimiento, muy fiel a su rica historia de éxitos a los que sumó uno más, el octavo títulos de los 14 que acumula en la actualidad, dentro de la Liga de Campeones de Europa.
Sin duda alguna, París vivió hace más de dos décadas una madrugada de locura para la Casa Blanca, en un espectáculo hermoso y un ambiente indescriptible que solo lo da la competencia más importante de clubes en el balompié mundial. Un aplastante triunfo y una actitud de grandeza que conmovió a su adversario. “¡Real Madrid, campeón…! ¡Qué viva España…! ¡Campeones… en aquel 2000 que tiñeron de blanco a la Ciudad Luz: París!”.
El partido del recuerdo
Real Madrid 3
Valencia 0
- Fecha y hora: Miércoles 24 de mayo del 2000; 8:45 p. m., local (12:45 m., hora de Costa Rica).
- Escenario: Estadio de Francia, en Saint-Denis, París (Francia).
- Motivo: Final de la Liga de Campeones de futbol de Europa, temporada 1999-2000, en la edición Nº 45 del trofeo continental.
- Resultado del primer tiempo: Real Madrid 1-Valencia 0.
- Alineaciones y calificaciones (de 0 a 10).
Real Madrid CF (España): Iker Casillas 7; Michel Salgado 7 (Fernando Hierro –, a los 85’), Iván Helguera 7, Iván Campo 8, Aitor Karanka 7, Roberto Carlos 8; Fernando Redondo 8, Steve McManaman 8, Raúl González 8; Fernando Morientes 7 (Savio 6, a los 72’) y Nicolás Anelka 7 (Manuel Sanchís –, a los 80’). Director técnico: Vicente del Bosque (español). - Valencia CF (España): Santiago Cañizares 7; Jocelyn Anglomá 6, Miroslav Djukic 6, Mauricio Pellegrino 5, Gerardo García 4 (Adrián Ilie 5, a los 69’); Gaizka Mendieta 6, Francisco Javier Farinós 7, Gerard López 6; Crístian Kily González 5, Miguel Ángel Angulo 4 y Claudio Piojo López 5. Director técnico: Héctor Cúper (argentino).
- Goles: 1 a 0 (39’): Fernando Morientes, de cabeza, asistido por Míchel Salgado (Real Madrid). 2 a 0 (67’): Steve McManaman, al tomar un rebote del rival (Real Madrid). 3 a 0 (76’): Raúl González, en acción individual (Real Madrid).
- Estadísticas de la final: Real Madrid CF: 14 remates, 11 tiros directos, 3 tiros desviados, 7 tiros de esquina, 2 fueras de juego, 10 faltas recibidas. Valencia CF: 15 remates, 8 tiros directos, 7 tiros desviados, 11 tiros de esquina, 1 fuera de juego, 22 faltas recibidas.
- Árbitros: Stéfano Braschi 7 (Italia), central; Gennaro Mazzei (Italia) y Piergiuseppe Farneti (Italia), guardalíneas.
- Amonestados: Michel Salgado (37’) y Roberto Carlos (59’), en el Real Madrid CF; Gerardo García (38’), Santiago Cañizares (63’), Francisco Javier Farinós (82’) y Mauricio Pellegrino (92’), en Valencia CF.
- Asistencia: 79.000 espectadores.
Galería: Cuando el Real Madrid acrecienta en el 2000 su rico historial europeo
Plantel del Real Madrid CF – Campeón de la ‘UEFA Champions League’ 1999-2000
- Porteros: Bodo Illgner (alemán), Albano Bizarri (argentino) e Iker Casillas.
- Defensores: Michel Salgado, Iván Campo, Iván Helguera, Aitor Karanka, Manuel Sanchís, Roberto Carlos (brasileño), Javier Dorado, Fernando Hierro, Julio César Santos (brasileño) y Geremi Sorele Fotso (camerunés).
- Mediocampistas: Fernando Redondo (argentino), Steve McManaman (inglés), Christian Karembeu (francés), José María Gutiérrez Guti, Perica Ognjenovic (yugoslavo) y Miguel Angel García.
- Atacantes: Raúl González, Fernando Morientes, Nicolás Anelka (francés), Savio Bortolini (brasileño), Elvir Balic (bosnio-herzegovino), Carlos Reina, Sergio Sestelo, José Manuel Meca y David Aganzo.
- Director técnico: Vicente del Bosque (español).
- Equipo base: Íker Casillas; Michel Salgado, Iván Helguera, Iván Campo, Aitor Karanka y Roberto Carlos; Fernando Redondo, Steve McManaman y Raúl González; Fernando Morientes y Nicolás Anelka.
La ruta del Real Madrid CF al título europeo 1999-2000
Primera fase de grupos:
- 10-09-1999: Olympiakos (Grecia), 3 – 3.
- 21-09-1999: Molde (Noruega), 4 – 1.
- 28-09-1999: Oporto (Portugal), 3 – 1.
- 20-10-1999: Oporto (Portugal), 1 – 2.
- 26-10-1999: Olympiakos (Grecia), 3 – 0.
- 03-11-1999: Molde (Noruega), 1 – 0.
Segunda fase:
- 24-11-1999: Dinamo Kiev (Ucrania), 2 – 1.
- 07-12-1999: Rosenborg (Noruega), 3 – 1.
- 29-02-2000: Bayern Múnich (Alemania), 2 – 4.
- 08-03-2000: Bayern Múnich (Alemania), 1 – 4.
- 14-03-2000: Dinamo Kiev (Ucrania), 2 – 2.
- 22-03-2000: Rosenborg (Noruega), 1 – 0.
Cuartos de final:
- 04-04-2000: Manchester United (Inglaterra), 0 – 0.
- 19-04-2000: Manchester United (Inglaterra), 3 – 2.
Semifinales:
- 03-05-2000: Bayern Múnich (Alemania), 2 – 0.
- 09-05-2000: Bayern Múnich (Alemania), 1 – 2.
Final:
- 24-05-2000: Valencia CF (España), 3 – 0.
Balance: 17 jugados; 10 triunfos, 3 empates y 4 derrotas, con 35 goles a favor y 23 en contra, para 30 puntos de 51 posibles CF (rendimiento: 59%).
Goleadores del torneo: Rivaldo (FC Barcelona), Jardel (FC Porto) y Raúl González (Real Madrid CF), los tres con 10 anotaciones.
Galería del 2000: Cuando la afición española se apoderó de la capital francesa
FUENTES CONSULTADAS: Páginas de la UEFA, Real Madrid CF y Valencia CF; Departamento de Prensa de la UEFA; diarios “La Nación” (Costa Rica), “El País” (España) y “Reforma” (México); revistas “France Football” (Francia) y “Don Balón” (España); agencias AFP, AP y EFE; y archivo del sitio web “Buzón de Rodrigo”. YouTube: Real Madrid CF y “Memorias del Fútbol”. Fotografías: Guía de la final de la ‘Champions League’ de la UEFA 1999-2000, Departamento de Prensa de la UEFA, agencias AFP, EFE y Reuters, revista “France Football” y archivo de Rodrigo Calvo.