Paulo César Wanchope se llena la boca de gol hace dos décadas, al concretar el tanto del empate 1-1 ante Guatemala, en el choque eliminatorio de desempate hacia el Mundial 2002 que concluyó 5-2 a favor de la Tricolor, el 6 de enero del 2001 en Miami, Florida, Estados Unidos (foto diario "La Nación").

El recuerdo del segundo de los cinco boletos que ha conseguido la Selección de Costa Rica hacia los Mundiales de Fútbol se consiguió hace 22 años, en ruta a la cita de la FIFA del 2002 en Corea del Sur y Japón, cuando disfrutó de históricas victorias como visitante contra México (2-1) y Honduras (3-2), así como el quinto puesto en la Copa América del 2001 en Colombia.

Aquella fue, sin duda alguna, la mejor eliminatoria mundialista disputada por la Tricolor en toda su historia, al conseguir en forma sobrada el pasaporte a dos jornadas del cierre de la Hexagonal final de la Concacaf y tras una larga ausencia de 12 años de la gran competencia futbolística de cada cuatrienio, desde la edición de Italia 1990. Años más tarde lo alcanzó también para Alemania 2006, Brasil 2014 (su mejor Mundial) y Rusia 2018.

El brillante papel se atribuyó a un cambio de mentalidad en la Federación Costarricense de Fútbol (Fedefútbol), presidida esa vez por el ya fallecido dirigente porteño Hermes Navarro. Los resultados se dieron favorablemente. Incluso le valió a Costa Rica un valioso reconocimiento de la FIFA como el país de “mayor progreso” ese año en el planeta-fútbol, al subir 30 lugares (de la casilla 60 a la 30) en el ranquin mensual. La Sele hasta fue premiada por el organismo el 17 de 17 de diciembre del 2001, en una actividad oficial del organismo rector del balompié universal.

Pero para lograr este éxito y acceder primero a la hexagonal fue necesario disputar un repechaje previo con Guatemala, en serie de desempate a un solo partido por celebrarse en Miami, Florida, Estados Unidos, luego de que ambos seleccionados igualaron en puntos y goles durante la primera fase de grupos, que también compartió con el otro clasificado, Estados Unidos, y Barbados.

Dicho encuentro de desempate marcó el debut en el banquillo tricolor del director técnico brasileño-costarricense Alexandre Henrique Borges Guimarães, quien reemplazó al brasileño Gilson Siqueira Nunes, quien renunció al cargo por razones personales, luego de que casi queda eliminada la Tricolor en la primera ronda.

También fue el estreno en el terreno de juego con el seleccionado tico de un central saprissista, Gilberto Tuma Martínez, y un lateral izquierdo rojinegro, Carlos Castro, entonces novatos de la Sele y el fútbol nacional.

La fulminante goleada 5-2 sobre Guatemala, ante 41.000 aficionados reunidos en el Orange Bowl de Miami, representó no solo avanzar a la fase final de la Concacaf, sino que marcó la ruta que enrumbó a Costa Rica al Mundial asiático, con una ventaja de seis puntos y un convincente primer lugar en la región, por encima de México, Estados Unidos, Honduras, Jamaica y Trinidad y Tobago. Su rendimiento fue convincente el primero y único país en alcanzar 23 de los 30 puntos jugados

Pero volviendo al duelo con los chapines en Miami, hace más de dos décadas, Paulo César Wanchope a los siete minutos, Rolando Fonseca a los 43′ y 61′, Reynaldo Parks a los 58′ y Jafet Soto a los 88′ convirtieron los cinco tantos de Costa Rica.

El eterno goleador de Guatemala, Carlos Pescadito Ruiz, anotó sus dos conquistas a los 3′ y a los 90′, de penal. Los chapines, al mismo tiempo, se quedaron con diez hombres por la expulsión a los 49′ de Germán Ruano.

Ambos seleccionados habían terminado igualados con diez puntos la segunda ronda, lo que obligó a este partido extra en escenario neutral: el citado estadio Orange Bowl de Miami, que fue inaugurado en diciembre de 1937 –para 72.319 espectadores– y demolido en abril del 2008.

Costa Rica se volcó al ataque desde el principio y rápidamente asumió el papel de animador, sentando el ritmo del partido ante una Guatemala conservadora y apostando al contragolpe.

Guatemala perforó la red primero tras una jugada obra del volante Claudio Rojas, quien se encontró con una defensa de Costa Rica completamente descolada. Sin marca desde el centro, Rojas sirvió una pelota a Juan Carlos Plata, quien desde la derecha puso el pase al medio para que Ruiz anotara.

Costa Rica no se amilanó por la temprana desventaja y Paulo Wanchope se encargó de marcar la igualdad con una genialidad suya al disparar rasante desde un ángulo imposible por el costado derecho y sobre la raya de fondo.

Costa Rica ante Guatemala, 2001.
Costa Rica brilló hace 22 años en el estadio Orange Bowl, de Miami, Florida, Estados Unidos, y goleó 5-2 a Guatemala, en gran demostración colectiva, el 6 de enero del 2001. Aquí los ticos celebran el tercer tanto, convertido por el zaguero Reynaldo Parks (derecha), ante el desconcierto de su colega chapín, Gustavo Cabrera (foto diario “La Nación”).

Tras la seguidilla de goles, el partido paulatinamente fue perdiendo su vértigo y pasó a convertirse en un monólogo.

Con Wílmer Pato López manejando los hilos en el mediocampo, Costa Rica se apoderó de la iniciativa, ahogando las salidas de Guatemala, que puso la cuota de ímpetu.

Cuando faltaban escasos minutos para la marcha a los vestuarios, cayó la segundo diana, un golazo en una tremenda jugada colectiva, producto de una pared entre Rodrigo Cordero y Fonseca, quien definió ante la salida del arquero Estrada. En este tanto, la acción de pantalla de Wanchope, de dejarla pasar con inteligencia para engañar a su sufrido marcador, Gustavo Cabrera, fue espectacular. Uno de los mejores goles en la historia de la Sele.

El técnico uruguayo de Guatemala, Julio César Pocho Córtes, ensayó con un guión más agresivo e hizo un par de cambios en la segunda mitad con la entrada del delantero Freddy García y el volante Martín Machón, quienes reemplazaron a hombres con funciones defensivas.

Pero el panorama de Guatemala se complicó más con la expulsión de su capitán Germán Ruano a los 49, tras una falta violenta contra Fonseca.

Costa Rica se agigantó y se lanzó con todo en procura de sentenciar la victoria. Rolando Fonseca nuevamente estuvo presente en la tercera anotación al cobrar un córner desde la derecha para el sólido frentazo de Reynald Parks.

Dos minutos después, Fonseca se escapó por el mediocampo, tras recibir un pase en profundidad de Wílmer López, y remató para el cuarto gol, que terminó por sepultar las aspiraciones mundialistas de los guatemaltecos.

Con una ventaja amplia, Costa Rica dominó a voluntad el resto del partido en medio de constantes fricciones entre los futbolistas en la cancha. Soto selló la goleada con un remate desde fuera del área y Ruiz descontó de penal sobre la hora.

En resumen, la Selección de Costa Rica controló mucho más las acciones que Guatemala, presionando cada vez más a medida que avanzaba el partido, con una desbordante actuación de Paulo Wanchope, quien fue un dolor de cabeza para el guardameta Édgar El Gato Estrada y la defensa guatemalteca, pues no sabía como controlar al entonces ariete del Manchester City, gracias una demostración del por qué jugaba con suceso en la Liga Premier de Inglaterra.

En aquel Premundial al 2002, la Tricolor derribó otros mitos. Por primera y única vez le ganó a México (2-1) en el estadio Azteca, de Ciudad de México, en el primer revés mexicano en casa en las eliminatorias de una Copa del Mundo. Un triunfo sensacional gracias a las anotaciones de Rolando Fonseca, de tiro libre, y de Hernán Medford, a los 72 y 86 minutos, respectivamente.

También se registró el primer triunfo eliminatorio del seleccionado costarricense ante Honduras (el 3-2 fue de visitante), después de una sequía de 40 años de fases clasificatorias desde la anterior victoria en 1961 (1-0). Y primera ocasión en la que el equipo patrio gana un total de cinco juegos eliminatorios en forma seguida.

El recordado grito de Guima ante los periodistas, con la recordad frase de “¡a celebrar, carajo!”, endulzó aquel momento histórico luego ganar la clasificación a Corea del Sur y Japón 2002, al doblegar 2-0 como local a Estados Unidos. Su eliminatoria fue de julio del 2000 a noviembre del 2001, con 35 países participantes por la Concacaf.

El balance de Costa Rica en 17 encuentros celebrados fue de 11 triunfos, tres empates y solo tres reveses, con 31 goles a favor y 15 en contra. Y ganó 36 de 51 puntos disputados, para un desempeño del 71%. Así avanzó al Campeonato Mundial de la FIFA del 2002, junto a sus escoltas, México y Estados Unidos, los otros clasificados de la zona de la Concacaf.

EL PARTIDO DEL RECUERDO

Guatemala 2 – Costa Rica 5

Fecha: Sábado 6 de enero del 2001.
Estadio: Orange Bowl, de Miami, Florida, Estados Unidos, en “un terreno excelente”, según la Agence France Press (AFP).
Goles: 1-0 (3 minutos): Carlos Pescadito Ruiz (Guatemala). 1-1 (7′): Paulo César Wanchope (Costa Rica). 1-2 (43′): Rolando Fonseca (Costa Rica). 1-3 (58′): Reynaldo Parks (Costa Rica), de cabeza. 1-4 (61′): Rolando Fonseca (Costa Rica). 1-5 (88′): Jafet Soto (Costa Rica). 2-5 (90′): Carlos Pescadito Ruiz (Guatemala), de Guatemala.
Detalles: Costa Rica se adjudicó el boleto faltante para la Hexagonal Final de la Concacaf, con vista al Mundial del 2002 en Corea del Sur y Japón.
Resultado del primer tiempo: 1-2, a favor de Costa Rica.
Árbitros: Rodolfo Sibrián (El Salvador), central; Vladimir Fernández (El Salvador) y Raúl Cardona (El Salvador), asistentes; Neftalí Recinos (El Salvador), cuarto oficial; Lislie Austin (Brasil), comisionado; y Edgardo Codesal (México), inspector.
Alineaciones:
Guatemala:
Edgar El Gato Estrada; Germán Ruano, Erick Miranda, Luis Swisher (Martín Machón, a los 46′), Gustavo Cabrera y Julio Girón (Freddy García, a los 46); Jorge Rodas, Everaldo Valencia y Claudio Rojas; Carlos Pescadito Ruiz y Juan Carlos Plata (Uwaldo Pérez, a los 66′). Director técnico: Julio César Pocho Cortés (uruguayo).
Costa Rica: Alvaro Mesén; Harold Wallace (Hernán Medford, a los 61′), Reynaldo Parks (Jafet Soto, a los 74′), Jervis Drummond, Gilberto Tuma Martínez y Carlos Castro; Rodrigo Rocky Cordero, Steven Bryce y Wílmer Pato López, Rolando Fonseca (Jeaustín Campos, a los 79′) y Paulo César Wanchope. Director técnico: Alexandre Borges Guimarães (brasileño-costarricense).
Amonestados: Carlos Pescadito Ruiz (Guatemala), a los 47 minutos; y Gilberto Martínez (60′) y Paulo César Wanchope (Costa Rica), a los 53′.
Expulsado: Germán Ruano (Guatemala), a los 49′.
Asistencia: 60.000 espectadores.
Motivo: Partido de desempate por el sexto y último pasaporte para la Hexagonal Final de la Concacaf, que otorgó tres boletos a la región al Mundial del 2002, en Corea del Sur y Japón.

Alexandre Guimaraes con Costa Rica.
El inspirado equipo de Costa Rica que impresionó en el Premundial, rumbo a Corea del Sur y Japón 2002, en el debut exitoso del técnico Alexandre Borges Guimarães, el 6 de enero del 2001, en Miami, Estados Unidos. Ese día goleó 5-2 a Guatemala, y pasó a la hexagonal final de la Concacaf. Arriba (de izquierda a derecha): Rodrigo Cordero, Hárold Wallace, Jervis Drummond, Paulo César Wanchope, Carlos Castro y Álvaro Mesén. De cuclillas: Gilberto “Tuma” Martínez, Rolando Fonseca, Steven Bryce, Reynaldo Parks y Wílmer López (foto diario “La Nación”).
Alineaciones 2001 CRC vs Guatemala

Alexandre Borges Guimarães: “Nos sentíamos muy seguros de ganarle a Guatemala”

Por: Alexandre Borges Guimarães, seleccionador de Costa Rica (2001-2002 y 2005-2006).

Aunque ya tenía todo planificado, aún no sabía cuándo sería el partido de desempate contra Guatemala para acceder a la hexagonal final de la Concacaf al Mundial del 2002 en Corea del Sur y Japón. Diciembre del 2000 o enero del 2001.

Guatemala nos había derrotado 2-1 en noviembre del 2000, en Mazatenango, y con eso habíamos empatado en todos los campos estadísticos, en la fase de grupos. Ni modo: Tendríamos que definir la clasificación

La Federación Costarricense de Fútbol (Fedefútbol) peleaba, o al menos eso le demostraba a los chapines, porque fuera en diciembre, pero la realidad es que preferíamos enero para tener más tiempo de trabajo.

Por supuesto, por la mente de todos pasaba la Navidad y el año nuevo. Era duro pensar que si el encuentro se jugaría en enero, teníamos que entrenar el 24 y el 31 de diciembre.

Todo se definió en Guatemala. El trabajo de los dirigentes chapines en los corrillos fue intenso. Ellos insistían en jugar el 19 de enero. El presidente de la Federación, Hermes Navarro, mantenía el 19 de diciembre.

En esa misma reunión se rifó el calendario de la hexagonal final donde clasificarían los tres equipos que asistirían al Mundial. Todos los representantes sacaron su número. Nosotros quedamos de últimos con el número 6. Posición que era la mejor porque se abría con dos partidos en casa. Sobre el encuentro con Guatemala la decisión fue jugar en enero. Los guatemaltecos Mauricio Caballeros y Rafael Salguero se mostraron con una sonrisa indescriptible. En sus adentros consideraban que habían dado el primer golpe. Era una guerra que había iniciado Roberto Arzú, presidente de la Comisión de Selecciones de Guatemala, en Mazatenango.

Sin decir mayor cosa, Hermes Navarro puso una cara de frustración por la decisión, pero celebraba que se jugara en enero. En realidad fue nuestro primer logro en esta segunda parte hacia el Mundial. Días después, la FIFA decidió que se jugara el sábado 6 de enero, Día de Reyes. Al ganar más tiempo como queríamos, sentí que ya íbamos ganando. Se estaban dando los primeros ingredientes que me hacía sentir tranquilo.

Alexandre Guimaraes con Costa Rica.
Alexandre Borges Guimarães fue el asistente del brasileño Gilson Nunes en la Selección de Costa Rica, en el 2000. Con la renuncia del sudamericano, “Guima” se hizo cargo del banquillo y el equipo tico jugó el mejor Premundial de su historia (foto archivo del diario “La Nación”).

LA ATENCIÓN DE LOS JUGADORES

En esta nueva etapa quería cambiar muchas cosas. Busqué ganarme la atención de los jugadores con una nueva metodología de entrenamiento. Ejercicios nuevos. Mayor intensidad. Mostrar cada movimiento en la tabla donde tengo una canchita de fútbol dibujada. Entrenamos tres veces al día y German Retana –el motivador– tuvo más tiempo para trabajar. Todo esto llamaba la atención y estimulaba la concentración.

Una de las buenas decisiones fue visitar el estadio Orange Bowl, en Miami, Florida (Estados (Unidos), donde jugaríamos este partido definitorio. En este viaje que realicé con el dirigente Fabio Garnier filmé la cancha, los vestuarios, las graderías y todo lo que pudiera darle a los jugadores una visión del escenario donde jugaríamos.

Cronometramos el tiempo de desplazamiento desde el hotel donde estaríamos acuartelados hasta el estadio, chequeamos el clima, la temperatura por las noches, el viento y la luz artificial. Todo.

Al mostrarles ese material y la información a los seleccionados, comprendieron que el trabajo iba en serio y que no queríamos dejar por fuera ningún detalle sin controlar.

Al aproximarse las fiestas de diciembre, bajó la presión sobre la Selección Nacional. La prensa se entretuvo con la Vuelta Ciclística de Costa Rica y los acontecimientos de la época. Eso nos dio un ambiente de tranquilidad. Es casi seguro que muchos no creían en nosotros.

Los dirigentes de la Federación se mostraban inseguros. Sentía en algunos de ellos la sensación de duda. Una duda que pudo hacerse enorme sobre mi designación como entrenador de la Selección, al cuestionarse si mi nombramiento fue muy prematuro.

Esa inquietud la sentí con más fuerza cuando hicimos un ensayo a puerta cerrada contra la Selección Sub-17 en el estadio Ricardo Saprissa. Todos o casi todos acudieron para ver al equipo y percatarse quiénes serían los titulares.

Al fin esta es una de las satisfacciones de los dirigentes por medio de la cual se sienten retribuidos a su aporte. Pero no. Sólo el cuerpo técnico sabía quienes serían titulares el 6 de enero del 2001, en el Orange Bowl. Ni los mismos jugadores estaban seguros. El único que conocía su rol en ese encuentro era Hernán Medford.

Esta decisión de guardar como un gran secreto la planilla de abridores en el partido contra los chapines obedecía a un aspecto estratégico. Guatemala no tenía variantes de jugadores para ese encuentro. Si nosotros manteníamos el secreto estaba seguro de que los podríamos sorprender.

SENTIRSE SEGUROS

El martes 2 de enero del 2001 viajamos a Miami. Paulo César Wanchope, quien fue el único jugador que no participó en este acondicionamiento físico, se integró en esa ciudad estadounidense. El grupo estaba compacto. No había fisuras.

El hotel que escogimos para la concentración era muy pequeño. Esa fue una decisión pensada para controlar mejor las entradas y salidas de la gente. Pedimos seguridad para evitar que se produjera el “Síndrome de Mazatenango” (aficionados chapines alquilaron una casa al lado del hotel de concentración de la Sele, con el fin de hacer mucho ruido a los jugadores ticos en la noche y madrugada, previo al duelo eliminatorio en suelo chapín, con una molesta fiesta de ‘tumba cocos’ y juegos pirotécnicos).

Dos días antes del partido llegó la prensa y se inició la presión. Como una medida para rebajar esa tensión externa les dije: “Hoy vamos a ir a pasear a un Mall”.

Todos se alegraron por la disposición. Claro, había conversado con el conductor del autobús y le dije que nos llevara al centro comercial más cercano al hotel y el más pequeño.

Cuando llegamos al Mall, uno de ellos comentó: “Este lugar donde Guima nos trajo es como visitar el Mall El Dorado” (queda en Guadalupe, cerca de la Corte Suprema de Justicia).

Por supuesto que nadie compró nada porque no había mucho qué comprar. Una hora después de esta aventura el grupo terminó en una heladería, comiéndose un cono.

Al llegar al sábado 6 de enero nos sentíamos muy seguros. José Portolés –el asistente técnico y preparador físico– propuso un cambio en la rutina que acostumbran hacer nuestros equipos.

Guima, en vez de calentar y estirar por la mañana, realicemos una caminata con los jugadores –me dijo Portolés–. Desde entonces, esta práctica la hacemos siempre cuando jugamos.

Después de esa actividad que nos permitía calentar músculos y convertirnos en un grupo sin preocupaciones, que vinieran a perjudicar el accionar en la cancha, fuimos a visitar Miami Beach durante 30 minutos. Al regreso almorzamos y descansamos en las habitaciones. Mientras trataba de dormitar, repasé todos los detalles para el partido.

De pronto me saltó a la mente el vestuario que nos tocaría en el estadio. Había uno grande para el que fuera equipo casa y otro pequeño para el visitante. Esto lo sabríamos dos horas antes cuando rifáramos la cancha. Ellos fueron casa. El ser visita nos motivó aún más. Rápidamente, sacamos unas mantas con mensajes positivos y banderas de Costa Rica, y las guindamos en las paredes de nuestro vestuario. Estábamos orgullosos de poder representar a nuestro país.

Alexandre Guimaraes con Costa Rica.
Recuerdo de Alexandre Borges Guimarães en su primera etapa como director técnico de la Selección de Costa Rica, entre el 2001 y el 2002. Aparecen a su lado, en el banco de suplentes, el médico Willy Gálvez (izquierda) y los jugadores Rodrigo Cordero, Austin Berry y Roberth Arias (foto archivo del diario “La Nación”).

LA GUERRA SICOLÓGICA

En el túnel, antes de salir a la gramilla, se dio el primer forcejeo con los guatemaltecos.

–Vamos a ver si son tan machitos –les dijo Érick Lonis, mientras juntaba los guantes de portero en una sola mano–.

–No nos van a ver ni el humo –se unió Hernán Medford a la guerra sicológica, mientras los chapines, sin decir una sola palabra, bajaron la cabeza y seguían brincando nerviosamente para calentar los músculos–.

Ya en la cancha se derrumbaron como una torre de fichas de dominó. Mientras nuestros jugadores realizaban un calentamiento ordenado, en línea, corriendo de un lugar a otro, ellos estaban como idos viendo lo que hacíamos. Aunque sus cuerpos estaban en el lugar, la mente quizá se había quedado en Guatemala.

Por esas cosas del fútbol, nos metieron el primer gol. Eso no me inmutó. Ahora decirlo parece jactancioso, pero ni siquiera me preocupó. El que sí se preocupó fue Julio César Pocho Cortés (uruguayo), entrenandor de Guatemala, como lo reconoció meses después en el Torneo de la UNCAF, que se jugó en Honduras.

-Guima –me dijo Cortés, en esa oportunidad–, ese primer gol que anotamos nos mató. Los muchachos no estaban sicológicamente para manejarlo.

Pocho, ese partido nosotros lo ganábamos sí o sí. No cabía que lo perdiéramos -le dije con esa seguridad que sienten los ganadores-.
Al medio tiempo del partido, ganábamos 2 a 1. No los dije mucho a los jugadores. Enfaticé sólo las cosas positivas, porque en esos momentos si se llena la cabeza al jugador de aspectos negativos se pierde el encanto que los cobija. Segundos antes de salir de nuevo a la cancha, volví a remachar: “Esta victoria debe ser completa. Casi perfecta”. Y así fue.

UN FESTEJO SOLO ENTRE TICOS

Durante toda la semana, Érick Lonis se la había pasado diciendo: “Compas, les vamos a meter cinco”. Al terminar el encuentro, el marcador fue 5 a 2. La euforia llenó el pequeño vestuario donde llegamos gritando de alegría. ¡Qué diferente a lo vivido en Mazatenango!

En medio de toda esa fiesta alguien, que no recuerdo quien, se aproximó y me dijo: “Guima, en la puerta está Roberto Arzú, que quiere felicitar a los jugadores por el triunfo”.

-¡Queeé…! Jamás -respondí con toda la energía que logré sacar de mi cuerpo-.

Esta es una victoria nuestra y sólo la podemos disfrutar entre nosotros. Nadie extraño debe unirse a este festejo. Abrazos, sonrisas, felicitaciones, gritos… Lo único que faltó fue la champaña, pero eso se compensó con la fiesta que organizó la colonia tica en el restaurante Chirripó. Fue espectacular.

¿Qué puede decir un entrenador con un triunfo de esta magnitud? Lo único sensato que se me ocurrió decirles a los jugadores fue que tenían que regresar antes del amanecer. Después de eso cada uno se fue a celebrar.

El regreso a Costa Rica fue uno de los más bonitos. La gente nos esperó en el aeropuerto internacional “Juan Santamaría” y no se cansaban de gritarnos palabras de aliento. Todos estaban felices.

NOTA: Extracto tomado del libro “¡A celebrar, carajo!”, testimonio de Alexandre Borges Guimarães, con el apoyo de los periodistas Erwin “Wino” Knohr y Ricardo Quirós Sáenz, publicado a principios del 2002, en San José.

Entrenadores de Costa Rica
Alexandre Borges Guimarães, de origen brasileño y naturalizado costarricense, es el director técnico con el mejor rendimiento de la Selección de Costa Rica en eliminatorias a la Copa Mundial de Fútbol, con 70,5% en ruta a la cita de Corea del Sur y Japón 2002. Le sigue el tico Óscar Ramírez, con 66,6% camino a Rusia 2018 (Infografía de “TDMás”).

El maleficio que rompe la Tricolor en el 2001

La Selección Mayor de Fútbol quebró el 6 de enero del 2001, al ganar hace más de dos décadas por 5-2 a Guatemala en Miami, Estados Unidos, el maleficio que lo perseguía en aquella época y por más de cuatro años de no vencer en el exterior, durante un juego eliminatorio por la Copa Mundial de Futbol.

La última vez había sido el 1° de setiembre de 1996 en Puerto España, Trinidad y Tobago, donde la Tricolor triunfó 1 a 0 al equipo local, con anotación espectacular de Rónald La Bala Gómez.

Desde aquel lejano encuentro camino a Francia 1998, la Nacional disputó diez encuentros más, en los cuales no pudo triunfar al registrar ocho derrotas y dos empates como visitante.

Rumbo a Francia 1998

ANTERIOR TRIUNFO:
Trinidad y Tobago 0 – Costa Rica 1, en Puerto España (1° de setiembre de 1996).

RACHA NEGATIVA:
Guatemala 1 – Costa Rica 0, en Los Ángeles, California, Estados Unidos (24 de noviembre de 1996).
Estados Unidos 2 – Costa Rica 1, en Palo Alto, California, Estados Unidos (14 de diciembre de 1996).
El Salvador 2 – Costa Rica 1, en San Salvador, El Salvador (4 de mayo de 1997).
Canadá 1 – Costa Rica 0, en Edmonton, Canadá (1° de junio de 1997).
Estados Unidos 1 – Costa Rica 0, en Portland, Estados Unidos (7 de setiembre de 1997).
Jamaica 1 – Costa Rica 0, en Kingston, Jamaica (14 de setiembre de 1997).
México 3 – Costa Rica 3, en México D. F., México (9 de noviembre de 1997).

Rumbo a Corea del Sur y Japón 2002

RACHA NEGATIVA:
Barbados 2 – Costa Rica 1, en Bridgetown, Barbados (16 de julio del 2000).
Estados Unidos 0 – Costa Rica 0, en Columbus, Ohio, Estados Unidos (11 de octubre del 2000).
Guatemala 2 – Costa Rica 1, en Mazatenango, Guatemala (15 de noviembre del 2000).

FIN DEL MITO:
Costa Rica 5 – Guatemala 2, en Miami (6 de enero del 2001).

Costa Rica ante Trinidad y Tobago 1998.
Costa Rica salió ganancioso de su estreno en la eliminatoria al Mundial de Francia 1998, al derrotar 1-0 como visitante a Trinidad y Tobago, el 1º de setiembre de 1996 en Puerto España. En la acción de la primera parte, el atacante tico Rolando Fonseca (izquierda) disputa el balón con el trinitense Clint Marcelle (foto archivo del diario “La Nación).

FUENTES CONSULTADAS: Diario “La Nación”, en enero del 2001; libro “¡A celebrar carajo!”, testimonio de Alexandre Borges Guimarães (2002); Tomo 9 de la colección “Huellas del Fútbol Tico”, dedicado a las Selecciones Ticas en Eventos Mundiales (2009); Tomo 7 de la colección “Los Mundiales de Fútbol”, con énfasis en “La Sele” (2010); y archivo del sitio digital deportivo “Buzón de Rodrigo”. YouTube: Transmisión completa de Repretel Canal 6 (2001). Fotografías: Diario “La Nación”, “TDMás” y archivo de Rodrigo Calvo.

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Tiene 43 años de ejercer el periodismo deportivo. Estudió en la Universidad de Costa Rica, graduado en 1989. Laboró en Radio Monumental, Deportes Repretel y la oficina de prensa del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura, IICA. Estuvo ligado por tres décadas al Grupo Nación, en la revista deportiva “Triunfo” y los periódicos “Al Día” y “La Nación”. Ha colaborado para medios especializados de la FIFA y en Centroamérica, Caribe, México, Estados Unidos, Canadá, Colombia, Argentina, Brasil, España e Italia. Obtuvo el Premio Nacional “Pío Víquez” de Periodismo en el 2007 y dos veces el Premio “Jorge Vargas Gené-Óscar Cordero Rojas". Su especialidad son temas de historia y estadística del deporte nacional e internacional. Desde 1995 escribe la columna “Buzón de Rodrigo” y desde 1989 es corresponsal del semanario deportivo “France Football” de Francia. Integra la Federación Internacional de Historia y Estadísticas de Futbol en Alemania y a partir del 2007 es miembro del jurado mundial del “Balón de Oro”, de la revista “France Football". Escritor de múltiples obras deportivas, como la colección "Aventura Tricolor: Mundial de Italia 1990, "Tiempos de Selección" (1997), "La Copa Mundial de Fútbol (1998), "100 años de Deportes" (1999), "Huellas del Fútbol Tico" (2009), "Legionarios" (2012), "CSH-100: ¡El equipo que nació Grande! 1921-2021" (2021) y "Crónica del Centenario 1921-2021" (2021).