Cuando María Eugenia Maruja Páez Arias llegó al amplio potrero ubicado en Las Delicias, una finca de San Ramón de Tres Ríos, Cartago, no pensaba en que aquel sería el preludio del acontecimiento que cambió su vida.
–“¿Dónde está la cancha de basquet?”, preguntó a su entrenador, Fernando Bonilla.
–“No vamos a jugar basquet, sino fútbol”, le respondió.
–”No, que va, yo no juego futbol. Ni lo entiendo”, dijo la inquieta muchacha, que vivía en Lourdes de Montes de Oca.
–“¡Quedate, quedate! Vos podés participar, porque corrés y sos grandota”, replicó Bonilla.
Corría el año 1949. Maruja Páez y 29 muchachas más se entusiamaron mucho con la inusual propuesta, para vencer prejuicios de que el balompié era solo para hombres e ingresar a la historia como las primeras costarricenses en practicarlo seriamente y con calidad, tanto en el país como en Centroamérica y del Caribe.
Meses después, el 26 de marzo de 1950, cristalizaron el sueño y debutaron por primera vez en un espectáculo público en el Estadio Nacional, de La Sabana, San José, amparadas en un plan visionario de paciencia y sabiduría de los hermanos Bonilla Alvarado: Fernando y Manuel Emilio (ya fallecidos).
Ellos habían fundado el equipo Deportivo Femenino Costa Rica FC el 19 de marzo de 1949, junto a Dora Bonilla, Julieta Zúñiga, Carmen Morales, Vicenta Morales, María Teresa Tita Montero, Nelly Coto y María Elena Valverde.
“La idea la concebí en una de esas noches en que no podía dormir y me pregunté: ¿Por qué la mujer no podía practicar el fútbol? Desperté a mi hermano y amanecimos dándole forma…”, recordó Fernando Bonilla hace 23 años en un reportaje con el diario La Nación, como parte de un encuentro con cuatro de las protagonistas de aquel juego inaugural, incluida su esposa, Alice Quirós, reunidas 5 de abril del 2000 en la casa de Gladys Madrigal, en Lourdes de Montes de Oca, San José.
Fernando consultó en esa época al médico José Ángel Coto Garbanzo para que definiera si el futbol sería peligroso para los órganos reproductivos de ellas. La respuesta fue negativa.
“¿Cuál sexo débil? Sus órganos son muy fuertes. Decían que no podrían tener hijos. ¡Qué va! Más de una tuvo más de la cuenta. Así lo dictó mi experiencia de convivir 50 años con ellas”, contó Fernando en esa ocasión.
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Práctica clandestina
Un potrero “lindísimo, cómodo y privado” en San Ramón de Tres Ríos, fue el sitio elegido para ocultarse del repudio público. Allí engañaban a todos, al decir que jugaban baloncesto.
“Ellas eran aficionadas al fÚtbol, tenían vocación y unas eran explosivas. Las primeras en jugar quitaban el temor a las que llegaban más cohibidas…”, reseñó don Fernando.
Bonilla añadió que ellas comenzaron a patear con tenis, porque los tacos de la época eran “ingratos”, con clavos que les dañaban la planta del pie.
El método de los hermanos Bonilla fijó pruebas físicas y ejercicios para trotar, caminar y correr, con y sin balón.
Según Miriam Artavia (se integró con 16 años), don Fernando les impuso una severa disciplina dentro y fuera del campo.
“Tenía carácter fuerte y era estricto, como un militar. Si nosotras hubiésemos sido indisciplinadas, no hubiéramos llegado lejos, ni estaríamos contando el cuento”, apuntó Miriam.
Una piña, un banano o unas naranjas, eran el almuerzo que compraban en el mercado, antes de entrenar. “Éramos como un colegio: nada de tomar ni de fumar”, ilustró Maruja Páez.
Aprender a ordenarse
El entrenador Fernando Bonilla relató en la entrevista del 2000 que el respeto mutuo entre el técnico y las jugadoras de 14 a 22 años, aunado a la capacidad de asimilación para dominar la técnica y el sistema de entonces (la “WM”), facilitaron el proceso.
“Ellas se lograron educar, pero cuántas horas tuvimos que emplear. Fue muy duro. Pese a mi fortaleza, llegaba agotado a casa”, confesó Bonilla.
Su ojo clínico le ayudó a deteminar los puestos en el campo, al seguir los movimientos naturales de cada una. Así fue con Gladys Madrigal, hija del goleador de los años 20, Rafael Angel Macho Madrigal.
“A la Macha la puse de delantera, porque tenía el estilo de su papá. Era como ver correr al Macho Madrigal”, dijo.
Gladys estaba temerosa por el debut. No quería defraudar a su padre, especialmente porque ninguno de sus hijos hombres dio la talla en el fútbol.
“Mi papá tenía miedo de que lo pusiera en ridículo. Pero luego se sintió orgulloso de que la mujer de la familia jugara. No era mala, pero no tenía facilidad para anotar. Solo hice uno en Cartago”, expresó Madrigal en abril del 2000.
El día del debut de las damas ticas
Y por fin llegó la hora de jugar, una vez extendido el permiso para utilizar el Estadio Nacional y que, además, se cancelara la fecha del fútbol mayor de la Primera División.
“Próximo domingo, a las 10 y 30 a. m., ¡lo que todos esperaban! Por primera vez, vea el maravilloso espectáculo de nuestras lindas mujeres”, decía la propaganda.
Al no existir otros equipos, el grupo se dividió en dos con nombres patrióticos: Costa Rica (Azules) y América (Rojas).
No hubo insultos. Amenizó la banda militar josefina y ganó el América, 3-1, en medio de un sonoro aplauso de 4.000 personas. El éxito fue rotundo, dedicado al entonces Presidente de la República, Otilio Ulate Blanco, representado esa vez por el Director de Deportes, Antonio Escarré.
“Teníamos una cultura increíble, siempre bien vestidas y con lindas siluetas. Dignas damas. ¡Una belleza de equipo!”, describió Alice Quirós sobre aquella histórica mañana del 26 de marzo de 1950.
“Fue algo apoteósico”, acotó Artavia. “Nunca perdimos la femeneidad y nos dimos un lugar para ser respetadas”, dijo Paéz.
Los entrenamientos dejaron de ser clandestinos después de que el equipo debutó aquella mañana soleada de domingo en el Estadio Nacional. Después de aquel día –en este país donde todo el mundo opina–, comenzaron a surgir los comentarios en contra de que las mujeres jugaran un deporte practicado originalmente por varones.
“Que se nos iban a torcer las patas, que íbamos a quedar infértiles, que todas íbamos a terminar solteronas porque así no conseguiríamos marido…, de todo nos dijeron con tal de que no siguiéramos jugando”, recuerda Lidieth Hernández, en otra entrevista para la Revista Dominical, de La Nación, el 6 de abril del 2014.
Un par de meses después del estreno del año 50, los doctores comenzaron a escribir en la prensa para tranquilizar a los opositores del juego femenino. “Sí debe jugar al fútbol la mujer costarricense, pues no se afecta su salud ni su feminidad”, publicó La Prensa Libre el 24 de abril de 1950. En aquel momento, la preocupación era “que siguieran siendo femeninas”.
Cuando se disiparon las dudas, el grupo siguió jugando. Hubo exhibiciones por todo el país de las azules contra las rojas y, después de cada encuentro, los periódicos del día siguiente amanecían con elogios para las jugadoras.
La fama en la prensa deportiva hizo que la noticia del grupo de mujeres que jugaba fútbol en Costa Rica cruzara las fronteras del país y se esparciera por el continente.
“Mi hermano y yo nos sentíamos realizados cuando las vimos casadas y con hijos. La misión estaba cumplida”, finalizó Bonilla en el 2000.
Prolongados viajes al exterior
La primera gira internacional del equipo Deportivo Femenino Costa Rica FC se dirigió a Panamá en abril de 1950.
Para salir del país, se armó todo un protocolo: a las mamás de varias jugadoras se les asignó el papel de chaperonas. “La mayoría de nosotras ya éramos mayores de edad, pero eran otros tiempos”, explica Lidieth.
Los viajes eran todos en bus y se organizaban solamente cuando se lograba conseguir quién financiara la estadía y los gastos de las deportistas.
Los uniformes se pagaban con rifas y cuotas semanales que aportaban todas en la reunión de los miércoles en la noche, y uno de los familiares del grupo, que tenía una sastrería, donó los trajes de gala para que la delegación viajara “como debía ser”, cuenta doña Lidieth Hernández.
“Trabajamos con las uñas, dejamos la sangre y hasta los músculos…, lo hicimos todo para poder jugar”, cuenta Fernando Bonilla. Él y su hermano se dividían las labores de dirección. Fernando era el entrenador del equipo y Manuel las representaba.
Los años han pasado, pero las historias las recita Fernando de memoria. “Es un cuento que ya me he echado varias veces”, dice, “pero la emoción con la que lo narro sigue siendo la misma”.
Él conserva los recuerdos de cada viaje en un álbum inmenso con cientos de imágenes que llevan apuntado el año y el nombre del país donde fue tomada la foto. El fútbol les permitió conocer el continente entero.
En las giras, las muchachas viajaban para hacer exhibiciones: siempre las azules contra las rojas. Competían entre ellas mismas. Y la prensa extranjera las retrataba siempre como una curiosidad.
Los periódicos solían destacar lo guapas, educadas y simpáticas que eran las representantes femeninas y, como no había ninguna competencia de por medio, la delegación adquirió un corte algo diplomático… aunque la competencia llegaría. La primera vez que las costarricenses se enfrentaron a un equipo internacional femenino fue el 13 de mayo de 1951. El juego fue en Guatemala ante a otro grupo de mujeres futbolistas recién formado; se llamaba El Azul de Guatemala. Las ticas volvieron a casa después de haber ganado el partido seis goles por tres.
Un tiempo después, cuando en Cuba se formó un equipo de fútbol de mujeres, las costarricenses viajaron a la isla y ganaron como visitantes. En aquel tiempo, resultaban imparables y los trofeos comenzaron a acumularse en las vitrinas del Deportivo Femenino.
Mas, pese a tantos triunfos, las medallas y premios no fueron sinónimo de reconocimiento en Costa Rica. Financiar al equipo femenino no era, definitivamente, una prioridad para nadie, ni para el Gobierno ni para la Federación de Fútbol.
Por otro lado, las muchachas de la primera generación de jugadoras comenzaron a entrar en lo que, para aquella época, era la edad ideal para casarse. Así, las prioridades de las atletas comenzaron a cambiar.
“A los esposos ya no les gustaba que uno anduviera jugando. Más aún cuando ya una tenía sus hijos”, dice Lidieth.
Como una excepción, Dora Bonilla fue una de las que jugó ya casada y con hijos, y cuenta que, para su esposo, eso nunca fue un problema. No obstante, al tiempo también se retiró para dedicarse de lleno a la maternidad.
Poco a poco, esta primera generación se fue diluyendo y vino una época en la que muchas pasaron por el equipo, aunque sin disciplina competitiva de por medio.
Este equipo pionero hizo su última gira en 1963, cuando jugó en varias ciudades de México y Centroamérica.
El viaje duró seis meses y 19 días, entre febrero y agosto de 1963, pero terminó antes de lo previsto después de muchas complicaciones por falta de recursos económicos.
Ya de vuelta y en suelo tico, los hermanos Fernando y Manuel Emilio Bonilla decidieron que el grupo había cerrado su ciclo.
Muchas otras generaciones siguieron construyendo la historia del fútbol femenino costarricense, pero estas señoras se quedarán para siempre con la gloria de haber entrado por primera vez en un campo que antes les estaba vedado.
Agradecimiento retardado
El Deportivo Femenino estuvo activo entre 1949 y 1963. Cuando se disolvió fue por la falta de apoyo económico y porque muchas de sus integrantes fueron formando familias y había poco tiempo para atender al balompié.
“Los equipos deciden no continuar porque no había apoyo económico, todo lo generaban las jugadoras con rifas e inversión propia”, explica Verónica Bonilla en una reciente entrevista para la Revista Dominical, de La Nación, publicada el pasado 27 de febrero del 2022.
Sin embargo, muchos años después de que el Deportivo Femenino Costa Rica FC sembrara la semilla del fútbol de mujeres no solo en nuestro país sino en la región latinoamericana, las deportistas y sus fundadores recibieron el reconocimiento que se merecían.
En varias ocasiones fueron propuestos los nombres de los hermanos ya fallecidos Fernando y Manuel Emilio Bonilla a la Galería Costarricense del Deporte, pero las postulaciones fueron rechazadas por el jurado designado al aducir que no era cierto que el equipo fuera el primero del mundo en fundarse, como decían los postulados enviados a la entidad designada por el Consejo Nacional de Deportes.
En el 2014, durante la inauguración del Mundial Femenino Sub-17 realizado en Costa Rica, se le hizo un homenaje al Deportivo Femenino Costa Rica FC en reconocimiento a su trabajo como pioneras del balompié de mujeres. En esa ocasión, varias de las jugadoras disfrutaron del encuentro inaugural del certamen entre las selecciones de Costa Rica y Venezuela, ganado 3-0 por las sudamericanas.
Además, también como reconocimiento a las luchas de estas emprendedoras y ejemplares mujeres, el Gobierno de la República, a partir de la propuesta de la entonces diputada liberacionista Franggi Nicolás, le otorgó al equipo el título de “Organización Benemérita del Deporte Nacional”, anunciada el 9 de noviembre del 2021, luego de que fue declarado así mediante el Decreto Legislativo Nº 10.058, que fue aprobado en la Asamblea Legislativa el pasado 12 de octubre. Este reconocimiento lo pudo gozar Fernando Bonilla pocos días antes de su muerte, el 7 de diciembre del 2021 a los 93 años de edad.
En este acto, que se realizó en el Estadio Nacional, la vicepresidenta Epsy Campbell afirmó que la declaratoria de benemeritazgo es un reconocimiento al esfuerzo, trabajo y constancia de las mujeres que históricamente en 1949 rompieron con los estereotipos del fútbol nacional.
“Los logros y hazañas deportivas en el campo femenino que conocemos hoy, se dieron gracias a un grupo de mujeres que valientemente y desafiando los prejuicios de la sociedad costarricense fueron las fundadoras y pioneras, junto con los hermanos Bonilla Alvarado, que crearon el primer equipo femenino de Costa Rica, el Deportivo Femenino Costa Rica F.C.”, resaltó la legislador, promotora del proyecto de ley del benemeritazgo.
Según el artículo firmado por la periodista de la periodista Jessica Rojas, de La Nación, las jugadoras se sienten orgullosas por estos reconocimientos a su legado, pero también concuerdan en que a los hermanos Bonilla se les debe de honrar su trabajo en pro del deporte femenino en nuestro país. Todas coinciden en que Fernando y Manuel Emilio merecen un espacio en la Galería Costarricense del Deporte por su aporte y visión de llevar al terreno de juego a las mujeres y así romper paradigmas en una sociedad que las tenía destinadas a “servir” en el hogar.
La hazaña de las primeras futbolistas de Costa Rica, a partir de marzo de 1949, apareció ya en dos obras literarias. El primer libro apareció en 1999, titulado “Deportivo Femenino Costa Rica: Reseña histórica“, recopilado por Elías Zeledón Cartín para el Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes; y el segundo es más reciente, editado en su primera edición en diciembre del 2021, bajo el nombre de “Pioneras del Fútbol Femenino“, escrito por la periodista Xiomara Cubero Marín; una segunda versión del libro, más actualizada, apareció en el 2022.
A principios de marzo, con motivo del Día Internacional de la Mujer, se lanzó la campaña de comunicación “El Cambio inicia en la Cancha”, responsable de reunir a más de 100 jugadoras del fútbol nacional en un video de cinco minutos que tiene la misión de visibilizar las luchas de estas deportistas, así como los retos para ellas y las futuras generaciones. Pero no solo participan futbolistas, también se abarcan a otras protagonistas como árbitras, entrenadoras y exjugadoras que marcaron historia.
La idea nació desde Fundación GOLEES, organización sin fines de lucro que utiliza el fútbol como medio para empoderar mujeres en riesgo social, y tuvo el apoyo económico del Fondo Canadiense para Iniciativas Locales (FCIL). La campaña se lanzó oficialmente el lunes en el Estadio Nacional, donde Carme Salleras, fundadora de GOLEES, comentó el deseo de difundir el mensaje lo máximo posible y así impactar a más mujeres y población en general sobre el presente y futuro del fútbol femenino.
“La campaña nace de un proceso de escucha y reflexión en el que más de 100 jugadoras de la primera división de Costa Rica han transmitido sus luchas, desigualdades y logros. Los objetivos son dos: conmemorar el camino del fútbol femenino en el marco del Mundial Sub-20 que se disputará este año (en agosto) en el país y que las jugadoras sean referentes femeninos de las actuales y futuras niñas (y también niños, ¿por qué no?)”, explicó Salleras, según reseñó a la prensa nacional.
También se presentará próximamente, en las salas de cines del país, el documental De-Tacón a-Taco, a cargo de Via Digital Studio, con la dirección y producción de Vladimir Fonseca. “Recrea y cuenta la historia del primer equipo de fútbol femenino costarricense, que debutó en el Estadio Nacional en 1950 en una época en la que imperaba el machismo y el conservadurismo”, explican sus responsables Vladimir Fonseca y Gabriela Happy Rodríguez.
Algunas publicaciones del fútbol femenino costarricense
PRIMER JUEGO DE LAS PIONERAS DEL FÚTBOL FEMENINO TICO
1950: El estreno del Deportivo Femenino Costa Rica FC
Detalle: El Deportivo Femenino Costa Rica FC se constituyó en el primer equipo de mujeres costarricense en integrarse en el país, Centroamérica y el Caribe.
Fecha: 26 de marzo de 1950.
Organización: El equipo se dividió en dos grupos, Azules (Costa Rica) y Rojas (América). Hubo preliminar de la división de mosquitos, a las 9 a. m.
Resultado final: Rojas (América) 3-Azules (Costa Rica) 1.
Goles anotados: Tres goles de Claudia Cavita Araya, en el primer tiempo (el segundo fue de penal). La anotación solitaria del Costa Rica fue de Dora Bonilla, en la segunda parte.
Escenario: Estadio Nacional, de La Sabana, San José.
Árbitro central: Alvar Macís.
Alineaciones:
Rojas (América): María Cecilia Rojas, en la portería; Julieta Muñoz y Flora Araya, en la defensiva; Grace Antonini, Julieta Zúñiga y Ligia Cordero, en el mediocampo; Ana Cecilia Yiya Herrán, Georgina Rodríguez, Claudia Cavita Araya, Alice Quirós y Betty Rojas, en el ataque.
Azules (Costa Rica): María Eugenia Maruja Paéz, en la puerta; Irma Castillo y Lilliam Lindo, como zagueras; Hilda Ocampo, Nelly Coto y Thelma Obregón, en el mediocampo; María Cecilia Luna, María Elena Valverde, Dora Bonilla, Vera Violeta Padilla y Lidieth Hernández, en la delantera.
Suplentes: Al comenzar el partido quedaron en el banco Vicenta Morales, Rosa Severino, Gladys Madrigal, Miriam Artavia, Zullay Loaiza, María Teresa Tita Montero, Carmen Morales y Daisy Piedra.
Entrenadores: Manuel Emilio y Fernando Bonilla Alvarado.
Incidencias: La portera del América, María Cecilia Rojas, detuvo dos penales cobrados por Vera Violeta Padilla y Dora Bonilla, del Costa Rica.
Homenaje: Partido dedicado al entonces Presidente de la República, Otilio Ulate Blanco; representado por el Director de Deportes, Antonio Escarré. Fue amenizado por la Banda Militar de San José.
Asistencia: 4.000 espectadores, aproximadamente.
Precios de las entradas: Fueron “populares”, ¢5, sombra; ¢2,50, sol; y otra vez ¢2,50, para mujeres y niños. Esa vez se suprimieron los boletos de cortesía.
Lugares de la venta de entradas: Sastrería Hernán Gómez, Tienda Carlos Luis, el Centro de Sport, Zapatería Reyes, Azul y Blanco.
Fechas, debuts, homenajes y giras…
El Deportivo Femenino Costa Rica FC en síntesis
Dato histórico: Primer equipo de fútbol femenino de Costa Rica, Centroamérica y el Caribe.
Fundación: 19 de marzo de 1949, en la finca “Las Delicias”, en San Ramón de Tres Ríos, Cartago.
Debut oficial: 26 de marzo de 1950, dedicado al Presidente de la República, Otilio Ulate Blanco, representado por el director del Consejo de Deportes, Antonio Escarré.
Segundo partido: 8 de junio de 1950, dedicado a José Figueres Ferres, expresidente de la Junta Fundadora de la Segunda República de Costa Rica.
Tercer partido: 8 de octubre de 1950, en Cartago.
Detalle: Todos los partidos fueron de exhibición, entre Azules (Costa Rica) y Rojas (América).
Primera gira: Panamá, el 29 de abril de 1950.
Segunda gira: Curazao, del 30 de agosto al 10 de setiembre de 1950.
Tercera gira: Honduras, el 1º de abril de 1951.
Cuarta gira: Guatemala, del 11 al 21 de mayo de 1951.
Quinta gira: Colombia (Cali, Medellín, Bogotá, Manizalez, Cúcuta, Pereira, Buga, Armenia y Bucaramanga, entre otras), del 9 al 16 de noviembre de 1951.
Sexta gira: Cuba, del 25 de junio al 14 de julio de 1954.
Sétima gira: Del 6 de febrero al 14 de agosto de 1963. Duró seis meses y 19 días. 27 partidos, en Honduras (1 juego), El Salvador (6), Guatemala (4) y México (16).
Planteles del Deportivo Femenino Costa Rica FC (1949-1963)
Lista de las 34 jugadoras de la primera etapa
Jugadoras (34): Dora Bonilla de Di Palma, Hilda Ocampo Pérez, Vera Padilla Solano, María Eugenia Maruja Páez Arias, Maria Cecilia Rojas Fernández, María Teresa Montero, Julieta Zúñiga Chavarría, Carmen Morales Sequeira, María Elena Valverde Coto, Nelly Coto Solano, Vicenta Morales Sequeira, Julieta Muñoz Coto, Ligia Cordero Coto, Thelma Obregón Espinoza, Lidiethe Hernández Jácamo, María Cecilia Luna Fallas, Irma Castillo Sánchez, Lillian Lindo Morales, Grace Antonini Corrales, Gladys Madrigal Blanco, Daisy Piedra Rojas, Alice Quirós Álvarez, Miriam Artavia Valerio, Zulay Loaiza Martínez, Rosa Severino Ordóñez, Betty Rojas López, Claudia Araya Rojas, Flora Araya Rojas, Georgina Rodríguez Saborío, Ana Cecilia Herrán Blanco, Daysi Piedra Rojas, Gloria Albertazzi Bocca, Teresa Sánchez Sequeira y Flory Cordero Monge.
Entrenadores: Manuel Emilio y Fernando Bonilla Alvarado.
Las 40 jugadoras de la segunda etapa
Jugadoras (40): Marjorie Flores Calero, Cecilia Montero González, María de los Ángeles Rivera Arce, Marta Rankin Lobo, Miriam Morales Ledezma, Ana Isabel Alvardo Sancho, Elizabeth Barrantes Bosquez, Elizabeth Casassola Orozco, Sonia Mora Rodríguez, María Isabel Cruz Quesada, María Cristina Blanco Castro, Sonia Ortega González, Yolanda Lobo Cruz, Odilie Flores Jiménez, Grace Mora Poltronieri, Haydée Porras Villalta, Nidia Quirós Esquivel, Mary Lía Quesada Pérez, Damaris Curtis Benedictis, Jenny Slim González, Mareeta Solano Chinchilla, Odilie Cruz Zúñiga, Mary Cruz Zúñiga, Ana Emilia Morales Cubero, Ana Luz Arroyo, Leticia Quirós, Ermelinda Castro, Mercedes Barrientos, Ana Rita Alvarado, Cecilia Madrigal, Lorena Pacheco, Lidia Pacheco, Deyanira Salazar, Cecilia León, Flor Araya, Elisa Durán, Elieth Saborío, Elizabeht Pacheco, Marelene Rímola y Flory Calderón.
Entrenadores: Manuel Emilio y Fernando Bonilla Alvarado.
Deportivo Femenino Costa Rica FC en imágenes
Leyendas del Deportivo Femenino Costa Rica FC
FUENTES CONSULTADAS: Diarios “La Nación” (1950, 1998, 2000, 2010, 2014, 2022) y “La Prensa Libre” (1950); libros “Deportivo Femenino Costa Rica FC” (1999), recopilado por Elías Zeledón Cartín y del Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes; y “Pioneras del Fútbol Femnino” (2021), de la periodista Xiomara Cubero Marín. La revista “Estadio Nacional: Historias de sol y sombra”, del diario “La Nación” (2011), así como Carmen Salleras, de la Fundación GOLEES. Archivo del sitio digital “Buzón de Rodrigo”. Fotografías: Diario “La Nación”, Fundación GOLEES y los archivos de la familia Bonilla Alvarado, Xiomara Cubero, Mario Roa, Roberto García, Franklin Solís y Rodrigo Calvo (“Buzón de Rodrigo”). Videos: La Nación (2011), Deportivo Femenino Costa Rica FC (2014), Documentales “El cambio inicia en la cancha”, de la Fundación GOLEES (2022) y “De-Tacón a-Taco” (2022), de Via Digital Studio y dirigida por Vladimir Fonseca.