Por: Luis Diego Arrieta Abellán (*)
Desde que sigo el fútbol, he escuchado muchas personas definiendo con el término “Clásico” a aquel partido que enfrenta la pasión de dos clubes históricos, que aglutina a la mayoría de los seguidores del fútbol en cada nación y cuya huella de éxito no alcanza en sus vitrinas.
Y es que los clásicos son alimentados por la vivencia de sus aficionados, que nace de las gestas de sus equipos en el terreno de juego. Y es importante destacar precisamente eso, lo que los equipos hacen y como se alimenta esa historia. Les propongo analizar de manera general el previo del Clásico que la Liga Deportiva Alajuelense jugó ante el Deportivo Saprissa en “la Catedral”, el domingo 21 de febrero en el estadio Alejandro Morera Soto.
En medio del proceso que hemos comentado en anteriores columnas, de los cambios que se están presentando en la Liga, asumíamos esta nueva edición del Clásico del fútbol costarricense (el 301 desde el 12 de octubre de 1949), sin tener “chance” para sacar un resultado positivo. ¡Sí, leyó bien, estábamos contra la pared en las “apuestas”!
Una buena parte de los analistas expresaban su preferencia por el trabajo que realizaban los de San Juan de Tibás, destacándose el buen juego y la contundencia. Su principal figura, Marvin Angulo, cuya regularidad fue constantemente mencionada en la previa, llegaba a la grama artificial del “Coloso del Llano” con la etiqueta de productor de victorias.
La Liga había levantado la voz hacía una semana, cuando nos tocó tumbar al otro pintado del torneo, el Club Sport Herediano, al que venció por 2-1 el 13 de febrero. Sin embargo, esto no pesó para darnos un milímetro de posibilidad frente al Saprissa.
Es interesante porque, precisamente, la historia de los Clásicos, se alimenta de estos pasajes. Una y otra vez, aquel club que se muestra como un favorito para los analistas, muerde el polvo. Y eso contribuye a que el “Clásico” se convierta en “Clásico”.
Quedo claro que la Liga se impone en su cancha, que no es casualidad que se tenga marca perfecta en nuestro estadio, con las cinco victorias en el Alejandro Morera Soto frente a Limón FC (4-0), Santos (4-2), Herediano (2-1), Saprissa (1-0) y Universidad de Costa Rica (4-0), además del encuentro “como visitante” que registró en la “casa” de Carmelita y que ganó 1-0 en Alajuela.
Una defensa aplomada, con buena actuación de toda esa línea: Patrick Pemberton, Johnny Acosta, Harold Cummins, José Andrés Salvatierra y Javier Loaiza. La zona de volantes que se “dio” duro con una de las zonas medias de mayor producción de fútbol y logró neutralizarla.
¿Qué se hizo el joven Marvin Angulo?, se preguntaban algunos. Luis Miguel Valle, Pablo Antonio Gabas, Allen Guevara y Diego Madrigal mostraron fútbol y “metieron pata” cuando el rival así lo exigía. Un rápido ataque, con una mezcla de potencia y velocidad, en los casos de José Guillermo Ortiz y Jonathan McDonald.
Se debe reconocer que para abrir una defensa tan bien conformada como la del Saprissa, era fundamental aprovechar toda jugada y la táctica fija fue la llave que nos llevó al triunfo.
La “bendita” táctica fija, que tanto dolor de cabeza nos ha dado, no solo cuando el rival la aplicaba, si no cuando nos tocaba ejecutarla, esta vez sí mostró los trazos de un trabajo que se desarrolla entre semana.
Desde luego, las variantes no debían dar menos que lo que sus compañeros entregaron en la cancha, y me parece que Andrés Lezcano, Carlos Discua y Jorge Claros entraron con la intensidad requerida y en sus pies estuvo la posibilidad de ampliar la ventaja.
Al final, los liguistas nos sentimos satisfechos por la victoria 1-0 sobre el Saprissa, que nos ayuda a seguir acumulando confianza en el trabajo, siendo conscientes que todavía debemos mejorar.
En esta ocasión, nos toca disfrutar una victoria más sobre nuestro archirrival- Esta vez podemos gritar como lo hace el equipo: “¿Cuál equipo es el mejor? ¡Liga!, ¡Liga!, ¡sí señor!”.
(*) Luis Diego Arrieta Abellán es seguidor de la Liga Deportiva Alajuelense y autor de la columna “Soy liguista” en Cronica.cr.