Ponerle el título a mi artículo lo pensé mucho, pero es lo que creo que iremos a hacer al Mundial de Rusia 2018, que exactamente se celebrará dentro de dos meses, el 17 de junio ante Serbia.
Llegué a dicha conclusión luego de ver los partidos de la Selección Nacional de Fútbol desde el año pasado, incluida la eliminatoria de la Concacaf y los partidos de fogueo en Europa, donde ambos se perdieron de manera vergonzosa; es decir por goleada 5-0 contra España en Málaga (aunque me consuela que España le metió la misma diferencia de goles a la “toda poderosa Argentina de Messi” sin Messi en el campo) y perder tan feo en Budapest por 1-0 contra Hungría, una selección que no le ganaba a nadie hasta que llegó la selección de Óscar Ramírez.
Pasaron los meses y esperábamos que aquellas patéticas presentaciones de la Selección en Europa se elevaran un poco luego de la gira también europea recién finalizada. En Glasgow se ganó 1-0 a Escocia, una selección de muy bajo perfil, gracias al estilo que todos conocemos de Ramírez: hacer el gol y cuidarlo a toda costa.
No obstante mis dudas se acrecentaron en el partido contra Túnez (cayó 1-0 en Niza, Francia), que le propinó al equipo de Ramírez un baile que le salió muy barato; demostrando que, a dos meses de debutar en el Mundial, esta gira no dista para nada de la gira del año pasado, donde se ven pocos cambios en el fútbol “combinativo” que quiere practicar Óscar.
Se jugó un fútbol amarrado, conservador, poco atlético y de garra, los tunecinos no solo demostraron una gran calidad, sino que se demuestra que estar en Rusia hay que tener una preparación física de alto nivel que la Selección de Costa Rica no se la ha visto en la era de Ramírez, aunado que muchos de los principales jugadores de la Selección Nacional o están en banca, o están saliendo de una lesión o no han tenido una temporada importante.
En ese partido contra los africanos, los jugadores de nuestra Sele perseguían a los tunecinos quienes, a un toque, ponían en apuros a una defensa lenta, torpe e insegura. El central Kendall Waston se vio muy mal en el gol de Túnez, lento, muy vulnerable por abajo. Keylor Navas, por más Navas, no pudo hacer nada.
A la Selección le anotan un gol y como se dice “apague y vámonos”, porque Ramírez muy pocas veces en todo el proceso ha sabido lo que es darle vuelta a un marcador adverso. Si bien es cierto la Selección Nacional no va a ser goleada tampoco va a mostrarse cómo se mostró en el Mundial Brasil 2014, donde si bien es cierto se defendió también sabía atacar de manera letal aprovechando las pocas oportunidades que tuvo.
Esta Selección de la era Ramírez no tiene eso; es a veces una selección artesanal como se vio el partido que nos llevó a Rusia 2018 contra Honduras (1-1), donde se mandó a Waston arriba por ser alta a lograr el gol que se logró y que todos cantamos.
Por otro lado, la Selección de Costa Rica tiene un ataque muy débil con un delantero muy liviano y que a veces logra hacer goles como lo es Marco Ureña, quien no es “nueve” y que a veces en el fútbol artesanal de Ramírez lo deja ayuno de bolas que le permitan esas corridas peligrosas.
Creo que en Rusia 2018 haremos algo similar a lo que se hizo en Alemania 2016, un Mundial que muchos queremos borrar de nuestra mente (se ocupó el penúltimo lugar entre 32 equipos, con tres reveses en fila). Algunos piden que luego del Mundial (pase lo que pase con la selección) Ramírez debe seguir, cosa que yo no creo. Ramírez no es de procesos, ni de meter jugadores jóvenes.
Las razones que dio de la estatura del jugador para no llamar a la Selección al goleador de Alajuelense, Jonathan McDonald, fácilmente se le cayeron con el juego en Escocia, donde los británicos ganaron todo por arriba. Creo que el Macho Ramírez debe estudiar mucho, que no debe seguir al frente de la Selección luego de Rusia 2018 y que, muy en lo personal, creo que nuestro equipo requiere de un entrenador de mayor perfil internacional.
Espero equivocarme: con llegar a octavos de final (la segunda ronda mundialista) estaría satisfecho, pero lo dudo mucho; con Óscar Ramírez son tres partidos y hasta luego.