Aquella tarde de setiembre de 1933, en el viejo campo madrileño de Chamartín, un humilde, valeroso y noble futbolista costarricense, Alejandro Morera Soto, escribió la página dorada más gloriosa de su historial deportivo, al anotarle un golazo a quien era considerado el guardameta más sobresaliente del planeta en ese momento.
Admirador insigne del balompié español, el Mago del balón –como aquí se le denominó, por sus innatas cualidades futbolísticas– vivió intensamente la gran satisfacción de su vida, cuando venció al renombrado arquero español Ricardo Divino Zamora, figura carismática, el mejor arquero del mundo y luminaria insustituible de las mejores épocas futbolísticas de Europa.
Su trayectoria quedó grabada en letras de oro, con los elogios de la exigente prensa del Viejo Continente. Sus relampagueantes jugadas, a pesar de su corta estatura y sus diminutos pies (calzó 35 centímetros), causaron estrago entre la afición del FC Barcelona y del Hércules de Alicante, clubes de España donde militó con suceso durante cuatro temporadas.
Al estallar la Guerra Civil española en 1936, su trayectoria europea se vio truncada. Sin embargo, su trajinar por tierras ibéricas no pasó inadvertido. Por tanto, el sitio digital deportivo Buzón de Rodrigo rinde un homenaje a la memoria de Alejandro Morera al celebrarse en un día como hoy los 113 años de su nacimiento en Alajuela, que se dio el 14 de julio de 1909.
Hace más una década, en el 2009, con motivo de la celebración de los 110 años del club azulgrana, el tico fue recordado por sus 68 goles y ser uno de los pocos miembros de la Confederación Norte, Centroamericana y del Caribe de Fútbol (Concacaf) entre la larga lista de 273 futbolistas extranjeros de 47 nacionalidades que militaron en el FC Barcelona, el principal conjunto deportivo de la ciudad de Barcelona, España, registrados hasta el 2012.
A la par de Morera aparecen en este listado sus compatriotas Carlos Soley Güell (1899-1900, disputó solo tres partidos amistosos con la camiseta azulgrana), Pedro Quirce (1915, en un amistoso) y Froylán Ledezma (1999, en tres amistosos), así como el salvadoreño Jorge Mágico González (1984, en amistosos) y los mexicanos Rafael Rafa Márquez (2003-2010), Giovani dos Santos (2007-2008) y Jonathan dos Santos (2009-2014). En sus vitrinas permaneció por un tiempo en exhibición dos zapatos suyos, como recuerdo imperecedero de sus hazañas.
Sueños de niño
Desde que comenzó como delantero del equipo manudo Italia, dirigido por Salvador Rímola, siempre manifestó su obsesión de ser protagonista en el futbol de España y de enfrentar algún día al Divino Zamora, porque quería vencer a toda costa su imponente juego en el arco, algo que se convirtió en su máxima aspiración como futbolista. Ese sentimiento igual lo expresó cuando militó con otros conjuntos de la provincia alajuelense, como el Gorro Negro, el Instituto de Alajuela y el 4 de Marzo.
El humilde adolescente devoraba las páginas deportivas de la revista As de Madrid, España, y se informaba con pasión de las actuaciones acertadas de Zamora en el olímpico de 1920 en Amberes, Bélgica. Cada vez que leía sobre el gran guardameta catalán, su ilusión repicaba en su mente y crecía con más fuerza.
El mozalbete, diminuto pero de espíritu franco, empezó lentamente a desarrollar su técnica como futbolista y algo que le ayudó fue que heredó un pie pequeño y un empeine altísimo, que lo convertían en un artillero implacable.
“Saqué el pie de mi madre Eufemia y llegué a convencerme de que no hay peor veneno para un portero que el remate rastrero del goleador con el pie 35. Los primeros años de mi vida fueron un batallar constante con la pelota hasta dominarla totalmente, y de allí nació una fe y un anhelo para encarar el futuro”, explicó a la ya desaparecida revista deportiva Triunfo, en 1984.
Con 16 años llegó a la Segunda División del club rojinegro, la Liga Deportiva Alajuelense, aunque en poco tiempo pasó al primer equipo y la afición muy pronto lo vio como una estrella. Dos años más tarde pasó una gloriosa campaña en canchas habaneras, con el Centro Gallego de Cuba y retornó para coronarse con la Liga en 1928.
Surgió a la fama en las giras que hizo por Centroamérica, México y Perú, con las filas liguistas y como refuerzo del Club Sport Herediano y del Fortuna de Cuba. De ahí que los diarios cubanos de la época lo bautizaran como “el niño fenómeno”; los aztecas, “el emperador del futbol”; y los de Costa Rica, “el mágico muchacho de las piernas de oro”.
En canchas ibéricas
Corría el 19 de febrero de 1933. Morera tenía 23 años y había desechado ofertas del Centro Gallego de Cuba, el Centro Asturiano de México y el Rácing Club de Argentina. Toda la opinión pública lo señalaba, entonces, como un personaje maduro y bien preparado para comenzar la gran aventura de su vida: el futbol español.
Un amigo suyo, el acaudalado comerciante español Juan Bernal Alonso, admiraba sus dotes con el balón y le ofreció llevarlo a Europa, sin contrato fijo. Gracias a la ayuda de sus amigos del club josefino el Buenos Aires, que le pagaron el boleto, y a las gestiones de Ricardo Saprissa Aymá con directivos del Real Club Deportivo Español de Barcelona, Alejandro viajó a la Madre Patria.
“España era mi objetivo trazado. Sabía que para vivir plenamente, no descansaría hasta lograrlo. No me avergüenza decir que me fui en tercera clase de un barco que partió de Limón. El viaje duró 28 días, que fueron muy duros, pero eso no importaba mucho, porque yo iba a viajar en aras de cumplir la máxima fantasía de mi carrera”, recalcó don Alejandro en varias entrevistas de prensa.
A su llegada a España, halló mal tiempo. Nevaba y la temperatura era bajo cero. Los dirigentes del Español y el FC Barcelona se pelearon por su pase, pero los azulgranas fueron más decididos, para contratarlo por tres temporadas con el fichaje más alto, 200.000 pesetas (¢20.000), para convertirse “en el jugador mejor pagado de España”, según As de Madrid.
El club más famoso de Cataluña sufría la partida de siete astros y requería nuevos valores que lo levantaran de la decadencia que parecía iniciar en ese año sombrío. De esta manera, un fC Barcelona remozado fue la casa ideal para que Alejandro Morera se luciera al máximo.
Jandro, por fin, debutó con éxito al concretar dos veces al Tenerife (3-1), el 18 de mayo de 1933. Así se cumplió su ilusión de jugar en la Liga española. Faltaba un segundo sueño: un gol a Ricardo Divino Zamora. Y lo logró ese mismo año, en un clásico que Barcelona perdió, 2-1, con Real Madrid, el 26 de noviembre de 1933 en el viejo campo azulgrana de Las Corts.
“Morera, de un disparo incontenible, batió al insuperable Zamora”, tituló la sección deportiva del Diario de Costa Rica. Se trató de un efectivo tiro libre al minuto de la segunda parte que desconcertó al emblemático arquero español, pues colocó el balón a un rincón del lado derecho de la portería.
Tanto el Divino Zamora como sus compañeros azulgranas lo felicitaron por la anotación. Años después, Morera dijo con orgullo: “El sueño de mi vida era meterle un gol a Zamora, el mejor del mundo, y lo conseguí. En ese instante, si me hubiera muerto, bien muerto estaba”.
El placer de doblegar al Divino Zamora se le presentó otra vez al temido delantero tico, mientras jugó con el Hércules de Alicante, su segundo club ibérico. Esa vez cayó 1-5 contra el Real Madrid en el viejo campo Chamartín, el 23 de febrero de 1936, y el único tanto de honor lo convirtió Morera, que ameritó que el caballeroso adversario abrazara al costarricense.
“Tuve que driblar antes del gol a Ciriaco y Quincoces. Me corrí hacia la derecha y los eludí. Cuando Zamora me salía, cambié en el aire la dirección del balón, gracias a la flexibilidad de mi empeine”, describió don Alejandro sobre su segundo gol al entonces mejor portero de planeta-fútbol. La escena entre verdugo y víctima no se volvió a repetir más en el fútbol español.
A Morera no le costó triunfar en España. Un golazo con la Selección de Cataluña ante la Selección Olímpica de Brasil, entre junio de 1934, fue el mejor de su carrera, significó el de la victoria por 2-1 y lo lanzó al primer plano de la popularidad. A los brasileños le volvió a marcar un tanto en el 2-2 con Cataluña y otros dos en el histórico 4-4, luego de que perdían 0-4. De este último duelo, el costarricense se fue aclamado del estadio de Las Corts.
“El primer gol que le hice a Brasil fue le mejor que anoté en mi estadía en España. La prensa publicó que había sido el más destacado de la delantera de la Selección de Cataluña. Pero en el tercer partido salí en hombros del campo. Vi tantas caras alegres de los aficionados españoles. Allá solo por mi apellido me llamaban”, reseñó Morea, según se resaltó en el tomo 1 del libro Legionarios, una serie coleccionable del diario La Nación sobre los futbolistas costarricense en el extranjero, que se publicó en el 2012.
Terminado el contrato con el FC Barcelona, decidió cambiar de casa y por ello, en 1935, fichó con el Hércules de Alicante. El contrato era por dos años, pero sólo jugó en la temporada de 1935-1936, de la Liga española y el torneo de Copa, por motivos de la revolución local que se desató y que llevó al general Francisco Franco al poder a partir de 1939, suspendió sus actividades al año de estar en el club que provenía de la segunda división.
Al final recuperó parte de sus objetos personales, no así 2.000 pesetas que ahorró en Alicante. En Francia intentaron contratarlo, pero apenas jugó dos veces con Le Havre y eso le permitió ganar dinero para retornar a Costa Rica, el 2 de noviembre de 1936. El homenaje de la afición a su regreso al país fue apoteósico en un recorrido en tren, carretas y automóviles.
Cuando ídolo rojinegro falleció en 1995, a los 85 años de edad, víctima de una fuerte infección de riñones y de arteriosclerosis cerebral, que le produjo una pérdida total de la memoria, se apagó para siempre la magia de Alejandro Morera Soto, verdugo del Ricardo Divino Zamora y uno de los más sobresalientes jugadores en la historia del balompié costarricense.
La leyenda rojinegra
Alejandro Morera Soto, conocido como El Mago del Balón, es considerado el mejor futbolista costarricense de todos los tiempos. Un breve repaso por su historial así lo confirma…
Nació: 14 de julio de 1909, en Alajuela.
Murió: 26 de marzo de 1995, a los 85 años, en Alajuela.
Familia: Sus padres, Juan Morera y Eufemia Soto (fallecidos). Era el mayor de una familia de cinco hermanos. Casado en 1937 con Julia Pacheco Pérez (falleció el 24 de marzo del 2017, a los 106 años). Tuvo una hija, Gennie Morera Pacheco (fallecida), y cinco nietos, Manuel, Lucía, Julia, Camilo e Inti.
Trayectoria deportiva: Liga Deportiva Alajuelense (1925-1927, 1928-1932 y 1936-1947) y la Selección Nacional de Costa Rica (1938, 1942 y 1943), en Costa Rica; Centro Gallego (1928) y Fortuna (1930, como refuerzo), en Cuba; F. C. Barcelona (1933-1935) y Hércules de Alicante (1935-1936), en España; Racing de París y Le Havre (1936), en Francia. Se retiró de la actividad deportiva en 1952.
Títulos obtenidos: Ganador de la Copa Armada en Cuba, con Centro Gallego (1928). Campeón de Primera División, con Alajuelense (1928 y 1939). Ganador de la Copa Argentor, con la Liga (1928). Campeón de Cataluña, con Barcelona (1934-1935). Presea de plata en los Juegos Centroamericanos y del Caribe (1938). Cuatro veces campeón goleador de Costa Rica con Alajuelense en 1927 (7 dianas), 1928 (17), 1930 (8) y 1939 (23). Y como técnico llevó a Costa Rica al título regional (1941) y a la Liga al cetro local (1945).
Otras actividades: Agricultor por muchos años, en su propia finca de Carrizal, Alajuela. Diputado en la administración de Mario Echandi (1958-1962). Luego gobernador y ejecutivo municipal en la administración de José Joaquín Trejos (1966-1970).
Distinciones: Ingresó en 1969 a la Galería Costarricense del Deporte. El estadio rojinegro fue bautizado con su nombre, el 20 de junio de 1966. Elegido en 1998 futbolista tico del siglo XX, según la Federación Internacional de Historia y Estadísticas de Futbol, con sede en Alemania; y en 1999 entre los 25 mejores deportistas de Costa Rica en el siglo XX, de acuerdo al diario La Nación.
Su pensamiento
- “Un partido de futbol es la vida misma. Y es claro: hay emoción, alegría, tristeza, amargura e incertidumbre, en el transcurso de los 90 minutos”.
- “En un estadio me siento como en un templo sagrado. El que no lo entiende así, cree que uno es menos hombre porque no recurre a los golpes”.
- “El futbol es un arte, y es tan difícil que el futbolista nace, no se hace. De ahí el gran reto del técnico como orientador y consejero de la pasta puesta en sus manos”.
- “El futbol es inteligencia y capacidad física, fundamentada en el señorío, la caballerosidad y la humildad. Nunca debe ser matonismo, porque la vida del ser humano se hizo para servir a los demás”.
- “El futbol es la mejor lengua en la que se pueden entender los hombres, y la educación el mejor fundamento para el convivio con los demás. Por ello, a los jugadores debe enseñárseles la forma de comportarse en el campo de juego”.
- “Antes de cada juego estaba muy optimista: pensaba que ganaría y que metería goles. Este fue mi pensamiento”.
¿Cómo fue su futbol?
- ‘Diario de Costa Rica’ (1927): “Agil, codicioso, incansable, entusiasta, amo y señor del balón a las mil maravillas, se destaca como una notable juventud batalladora y por su caballerosidad a toda prueba en el campo”.
- ‘El País’, Cuba (1928): “De los debutantes, el héroe ha sido Morera, que ha demostrado saber lo que es el futbol, driblando, pasando y chutando. Por encima de todo, Morera sentó cátedra de futbol y fue el mejor de los 22”.
- ‘El Nacional’, México (1931): “El enorme Morera se consagró como el mejor jugador que hemos visto. Se anunció como el Mago de la pelota, pero nosotros lo llamaríamos ‘Alejandro Magno, emperador del balón’. Su manera de correr la pelota es única. Y sus otras aptitudes lo convierten en una figura mundial”.
- ‘Mundo Deportivo’, España (1933): “Morera dio sobradas pruebas de conocimientos técnicos, harto suficientes para ocupar el sitio que Samatier dejó vacante. Por lo que se ve, Morera se ha ganado al público barcelonista”.
- ‘La Prensa Libre’ (1936): “Alejandro significa toda una epopeya del deporte costarricense. Si ha sido grande en el césped, también lo ha sido en el terreno de la cultura y la caballerosidad, con su fantástica gambeta, nervio, ciencia, coraje y técnica”.
Maestro y consejero
Un maestro del balón, defensor del juego limpio y artístico, y un personaje altruista. Así fue descrito Alejandro Morera Soto por compañeros, rivales, técnicos, periodistas, dirigentes y amigos, que lo admiraron por su exitosa vida deportiva.
- “Alejandro encarnó el prototipo del deportista, por habilidad, dominio, concepción rápida de la jugada, serenidad, voluntad, singular modestia y caballerosidad”. Ricardo Saprissa, jugador, técnico y dirigente.
- “Alejandro Morera ha sido el más grande futbolista nacional de todos los tiempos”. Fernando Naranjo, periodista.
- “La prensa nos ponía a pelear… Pero Jandro fue un futbolista genial”. Rafael Ángel Macho Madrigal, atacante.
- “Alejandro no solo fue el mejor futbolista, sino el más caballeroso de todos”. José Rafael Fello Meza, delantero.
- “Tuve el honor de jugar con Alejandro en las épocas de 1944 a 1947. Fue mi entrenador, amigo y consejero. Lo que fui en mi carrera se lo debo a él”. Carlos Alvarado, portero.
- “Con su gallardía y habilidad tremenda, Alejandro escribió páginas que jamás serán opacadas, páginas que entraron en la inmortalidad”. Armando Mórux, historiador alajuelense.
Cara y cruz
Momentos cumbres:
- La contratación en el futbol español y el gol a Ricardo Divino Zamora, considerado el mejor arquero del mundo (1933).
- Los cuatro tantos a la Selección Olímpica de Brasil, los dos primeros con el combinado de Cataluña y los otros dos con el FC Barcelona (1934).
- Cuando reforzó a la Sociedad Gimnástica Española y anotó dos veces en la goleada, 5-1, al equipo estadounidense Hakoah All Stars (1931).
Magros momentos:
- El estallido de la Guerra Civil Española, que truncó la ilusión de prolongar su carrera en el futbol europeo (1936).
- Una accidental fractura de la tibia y peroné en una gira a El Salvador con el Herediano, durante un juego amistoso en el que había logrado anotar siete goles (1930).
FUENTES CONSULTADAS: Diario “La Nación” (1999), revistas “Sol y Sombra” y “Triunfo”, así como el tomo 1 de libro “Legionarios” (2012), de “La Nación”, y el archivo del sitio web “Buzón de Rodrigo”. YouTube: Archivo Nacional de Costa Rica, programa “Costa Rica y su Historia”, de Osvaldo Valerín (Teletica Canal 7), diario “La Nación” (Costa Rica) y FC Barcelona (España). Fotografías: Archivo de Rodrigo Calvo.